• idea21 ha respondido al debate ABRIMOS 2014 CON SOCIOFOBIA en el foro LIBRO DEL MES hace 10 años, 1 mes

    Muchas gracias Eugenio por haberme presentado los textos que se indican en tu post, especialmente el de Guattari. Reconozco que no soy para nada un experto en el vocabulario de sociología, así que temo haberme perdido buena parte del contenido. Por otra parte, la temática, la época en que se escribió el texto, el origen francés y las referencias al “deseo” me han recordado un poco la sátira de “Las partículas elementales” (soy bastante houellebecquiano, qué le vamos a hacer). Con todo, me han interesado los conceptos de “semiotización” y “territorialización”.

    Creo haber entendido que el texto hace referencia a alternativas anticapitalistas autogestionarias, y en ese sentido quizá guardaría puntos de coincidencia con lo que César Rendueles escribe en su “Sociofobia”, tanto en lo de la ética del cuidado como en lo del anticapitalismo, aunque no he encontrado nada que me haga pensar en lo que “Sociofobia” dice de la “ética del compromiso” y la “conducta cooperativa reglada”. Pero no quiero hundirme en vaguedades que pueden tener como origen mi incomprensión del texto, tanto del de Rendueles como de éste.

    La autogestión solo puede resultar de un proceso continuo de experimentación colectiva que, al tiempo que toma las cosas siempre más adelante en el detalle de la vida y el respeto de las singularidades de deseo, no será por ello menos capaz de, poco a poco, asegurar “racionalmente” tareas esenciales de coordinación a los niveles sociales más amplios.

    A mi modo de ver, tal vez pueda explicarse mi problema (porque no puedo hablar más que de mí mismo…) en que yo ni estoy seguro de que las meras singularidades del deseo puedan coexistir en un mismo proyecto de cooperación humana, ni que tampoco podamos estar seguros de que nuestra concepción del deseo en el momento en que planificamos acciones con vistas al futuro vaya a coincidir con el deseo de quienes habrán de vivir en ese futuro.

    A ver si me explico: un niño inteligente de diez años puede experimentar deseo e incluso imaginar un proyecto de vida futura… pero también puede concebir que cuando tenga treinta años, aunque seguirá siendo él mismo, ya no serán los mismos sus deseos.

    De la misma forma, yo puedo saber que el capitalismo es malo porque es inmoral y contrario al ideal humano de extrema confianza y extrema cooperación. Se podría decir incluso que el capitalismo “no es cristiano”, que lo que es malo es malo, y no es mejorable. Aunque el capitalismo sea leve, igual que una gripe puede ser leve, no deja por ello de ser una enfermedad (pero una cosa es ver el capitalismo como algo «malo» y otra es verlo como una «maldición», dotado de una malignidad que es fruto de una intencionalidad a la que se le asigna un sentido dramático y protagonista, separado de un conjunto global de malignidades)

    Y a la hora de crear una alternativa anticapitalista, ¿estaría yo dispuesto a aceptar el cambio en mis propios deseos? Porque mi voluntad de ayudar a crear un “mundo mejor” es meramente abstracta… y no tengo en cuenta que las transformaciones sociales podrían ser de tal magnitud que probablemente no sobrevivirían muchas de las compensaciones de la vida cotidiana, de lo que hace hoy mi vida interesante, ilusionante y amena.

    Por ejemplo, ¿y si un mundo futuro paradisiaco implica la desaparición de la propiedad privada, la criminalidad, los ejércitos, el daño al medio ambiente, la sociedad de consumo, las supersticiones, las religiones, el estatus, la competitividad… pero también la desaparición del arte, la familia, el nacionalismo, los medios de comunicación, los bares y restaurantes, la misma idea del ocio, nuestros hábitos sexuales?

    Esto, en mi opinión, solo puede parecer fantástico para quien no tiene una visión antropológica correcta de la vida humana. Recuerdo el caso de un antropólogo que una vez mantuvo una relación amorosa con una mujer prehistórica (una “recolectora”… porque los “cazadores-recolectores” son solo los varones) a la que llevó al mundo moderno. Iban en el coche a un centro comercial y al ir a aparcar justo entonces apareció un policía y les dijo que ahí estaba prohibido y tenían que hacerlo en otro lugar que les indicó. La mujer quedó indignada por la falta de hombría de su acompañante, ¿cómo consintió que le ordenaran lo que tenía que hacer?, ¿por qué no se enfrentó al ofensor? Para un cazador-recolector ese tipo de incidentes son cruciales en su cultura, mucho más dependiente del instinto que la nuestra.

    Y fíjate que traigo esta anécdota a colación por esto que escribió Rendueles en su libro

    el igualitarismo profundo cree que ciertos niveles de desigualdad son aberrantes y nos impiden a todos llevar una vida buena, con independencia de la situación relativa de los que peor están o de nuestra propia situación personal.

    No sé si César Rendueles sabe (supongo que sí) que el igualitarismo es tan instintivo como el deseo de dominación masculina, la creencia en seres sobrenaturales, la agresividad o el miedo a las serpientes. Lo menciona el primatólogo Frans de Waal en su libro “La edad de la empatía”: los chimpancés también son igualitarios, son capaces incluso de matar si ven que uno de sus congéneres se privilegia aunque las necesidades de todos estén perfectamente cubiertas (es decir, aunque todos lleven “una vida buena”). De hecho, el “juego del ultimátum”, http://es.wikipedia.org/wiki/Juego_del_ultim%C3%A1tum  , demuestra cómo en ese sentido la actitud del ser humano es tan irracional como la del chimpancé. Y tan irracional como la actitud de la mujer prehistórica cuyos controles culturales a la agresividad son de un tipo diferente al nuestro (aunque no tan diferentes, por cierto, de los de un hampón, tipo Tony Soprano…).

    De forma que hoy, en pleno siglo XXI, creo que es ya la hora de plantearnos la idea de que un “mundo mejor” podría ser, en efecto, espectacularmente mejor en lo material si somos capaces de utilizar la tecnología de forma eficientemente cooperativa… pero que eso exigirá también aplicar una “tecnología psicológica” partiendo de la realidad de la naturaleza humana y no de la imagen distorsionada por nuestra cultura actual que hoy tenemos de ella.

    Yo sí creo en el Paraíso, pero no será un paraíso de la clase obrera ni de los ciudadanos modernos y estupendos de hoy… porque en el Paraíso solo pueden vivir ángeles. E igual que el hombre histórico ha tenido que acostumbrarse a vivir sin la dependencia de los instintos primarios del hombre prehistórico, y ha tenido que irse desprendiendo del honor, de la masculinidad, de la sujeción a las tradiciones mágicas y de los vínculos familiares compulsivos, también me parece que el ser humano “poshistórico” tendrá que desprenderse asimismo de valores que hoy nos parecen inmejorables como la libertad, la dignidad, la igualdad, la solidaridad y hasta la felicidad.

    ¿Quiere eso decir que serán esclavos, humillados, oprimidos, egoístas y desgraciados? No, desde luego, pero es posible que, en lugar de eso, sean devotos (y no libres), humildes (y no dignos), altruistas (y no igualitarios), misericordiosos (y no solidarios) y beatos (y no felices). Las diferencias psicológicas son enormes.

    Mi idea es que las transformaciones sociales no pueden disociarse de las transformaciones psicológicas. Y eso, reitero, no tiene que ver con “cambiar al ser humano”, porque no debemos dejar de ser “hobbesianos”: el homo sapiens no cambia (salvo que utilice la tecnología “transhumanista” en el lejano futuro), lo que sí cambia, y da frutos espectaculares, es el control cultural, el control del instinto, la percepción transformada de las relaciones con los semejantes mediante la interposición de filtros psicológicos: imágenes, símbolos, ideas, experiencias… ¿semiotización?

    Pero semejante transformación no será nunca política. La política (de izquierdas), a lo más, permite establecer en el mundo de hoy un proyecto de mundo futuro visto desde la perspectiva del mundo de hoy. Eso me parece que era el marxismo, y ya fracasó.

     

    • Gracias Idea21 por tu muy activa participación. ¡Puede que arrebates a Eugenio el trofeo de usuario más activo!. Cuando vuelva de Barcelona doy una lectura más atenta al debate. Un saludo 🙂