En diálogo permanente —y por momentos contestatario— con pensadores como Jacob Burckhardt, Walter Ong y Marshall McLuhan, esta obra explora los cambios que la impresión con tipos móviles tuvo en los círculos académicos de la Europa de los siglos XV a XVII, especialmente entre los escritores religiosos y científicos. Eisenstein aborda sucesos centrales de ese periodo, como la difusión del pensamiento de la reforma o la publicación de obras como las de Vesalio, Copérnico, Kepler y Galileo, que encontraron en los talleres tipográficos el impulso para transformar de raíz la medicina y la astronomía, y lleva la atención del lector hacia tres fenómenos que la imprenta produjo o contribuyó a afianzar: la fijación de los textos, la estandarización y la diseminación masiva. Y aunque no llega a afirmar que la nueva tecnología para producir libros dio origen a la edad moderna, Eisenstein no duda en considerar que cualquier revisión de esa época ha de tenerla como uno de los principales agentes del radical cambio que Europa experimentó entonces.