Ecos de Sumer, cuaderno de edición escrito por Antonio Adsuar
En los viajes y congresos, con la convivencia diaria con los editores, van surgiendo ideas. La propuesta que os voy a hacer hoy nació de una intuición previa que tuve en Barcelona y fue tomando forma en mis conversaciones con mi editor, José Ángel Martos, de la casa Diëresis.
Muchos de los lectores habituales de este blog ya conocéis mi opinión en relación a las comunidades de lectores: es muy importante, a mi modo de ver, que cada editorial cuente con su propia «tribu» lectora, que tenga a sus fans bien identificados y que converse con ellos constantemente, ya sea a través de internet o en encuentros presenciales.
De hecho los que trabajamos en márketing o comunicación editorial cada vez tenemos más clara una cosa: el márketing digital y el márketing en entornos físicos o presenciales se deben alimentar mútuamente de manera constante.
Bien, ¿Qué os voy a proponer en concreto hoy?; el reto que os lanzo es sencillo y complicado a la vez: tenemos que ir más allá de los puntos de venta habituales y establecer alianzas con nuevos espacios y colectivos que quieran hacer suyos nuestros libros.
La digitalización de la cultura nos trae una gran competencia, los que amamos y hacemos libros debemos hacer un esfuerzo cada vez mayor para que los ciudadanos elijan nuestros productos y les dediquen tiempo, dejando un momento quietos sus smartphones y apagando Netflix o HBO.
Insisto en una idea que he defendido en numerosas ocasiones: la verdadera crisis del mundo editorial tiene que ver fundamentalmente con la falta de demanda, aunque el exceso de oferta sea también relevante.
Entonces, vayamos a grano, ¿Cómo puedo conseguir que mi «tribu» lectora aumente?. Fijaos que no propongo que busquemos más «lectores desconocidos» que nos compren más libros, os quiero proponer estrategias para ganar lectores adeptos a nuestra «marca editorial».
Una de las acciones más interesantes que podemos ejecutar es el establecimiento de alianzas con otras comunidades y/o lugares culturales afines a nosotros.
Para llevar a cabo esta maniobra necesitaremos:
1.Primero e imprescindible: tengo que tener bien dibujado mi catálogo y el núcleo temático, la idea clave que hay detrás de mi propuesta editorial. Sólo si he pensado a fondo qué es mi editorial, qué colecciones tienen y cuál es el tipo del lector ideal al que me dirijo podré aliarme con otros proyectos culturales similares.
2.He de rastrear la ciudad, el área metropolitana o la provincia en la que centro mi actividad y encontrar comunidades similares: asociaciones culturales, proyectos de voluntariado, asociaciones de vecinos, bares y restaurantes, colectivos con intereses específicos (¿grupos de artistas, escuelas de adultos, ligas de defensores de los animales, colectivos de periodistas?).
3.La idea es simple: buscar nuevos espacios donde pueda vender mis libros, realizar presentaciones y otras actividades de carácter innovador con mis autores, grupos a los que les interese conocerme como editor y acercarse a las temáticas que trata mi editorial.
Evidentemente no debemos dejar de realizar alianzas con los autores, las librerías, las bibliotecas y otros agentes clásicos pero hemos de ir mucho más allá y unir bases de datos. El colectivo, la serie de contactos que yo pueda aportar al espacio o asociación con el que me alío, también es importante.
No solamente voy a recibir, también quiero que el grupo que es fiel a mi editorial acabe estableciendo sinergias con la comunidad con la que colaboro.
Os pongo tres ejemplos para terminar este post: ¿Podríamos colaborar con la universidad llevando a un autor de novela negra a conocer a alumnos de criminología?, ¿Sería posible que una novela sobre la vida cotidiana en África fuera presentada y vendida en la sede de una ONG?, ¿Resultaría interesante que un libro de ensayo sobre la evolución del jazz fuera propuesto por un pub en el que se realizaran conciertos de manera frecuente?.
Por supuesto, cada uno de vosotros debe pensar en qué posibilidad se ajusta más a su proyecto editorial a las características del catálogo que estáis proponiendo y desplegando.
Termino repitiendo las ideas-fuerza fundamentales que operan detrás de mi propuesta: debo definir bien mi fórmula editorial, el núcleo entorno al que gira mi casa de ediciones. Solo entonces he de ir conociendo y fidelizando a «mis lectores» y creando mi tribu. Cuando cuento con una base de datos amplia y consolidada paso a establecer alianzas con espacios y colectivos afines, siempre apostando en primer lugar por ayudarlos a nutrirse con mi «capital humano».
Amigos, en el actual mercado, saturado de contenido y con cada vez menos lectores, que además quieren dedicar menos tiempo a la lectura, es fundamental evitar pasar a ser intermediados y librarnos del riesgo fundamental: que nuestras obras pasen a ser otra «commodity» sin valor en un entorno repleto, colmado hasta la saciedad de propuestas.
Solo el contacto humano, la conservación y la fidelización de lectores concretos, con nombres y apellidos, nos permitirá tener futuro como casa editorial. Además, como hemos dicho otras veces, gracias a esta tarea podremos comenzar a sumar los servicios a nuestra propuesta empresarial.
¡Hay muchas oportunidades amigos, no dejéis de intentarlo! Ánimos 😉
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