EDITORES, ¿PARA QUÉ OS QUIERO?

*Un articulo de Eduardo Vicent Clemente

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Introducción

Las dificultades que atraviesa el mercado editorial, son verdaderamente innegables. Muchos son, los nuevos modelos que están surgiendo para conseguir dar con una formula que no solo asegure buenos beneficios a los editores, si no que también sea respetuosa y aceptada por parte de los consumidores.

Los grandes grupos y distribuidores generalistas, están apostando por modelo basados en suscripciones de streaming, siguiendo el modelo de empresas como Spotify o Netflix (música y video bajo demanda). Esta tendencia es patente cuando se observan propuestas como la de Amazon con su Kindle Unlimited, el éxito de 24 symbols, que suele ser citado como el Spotify de los libros, o la recién llegada Oyster. Este modelo, junto a otras propuestas más clásicas como Kobo, Tagus y Amazon cuyo negocio consiste en un formato de tienda más básico, representa a día de hoy el grueso del mercado digital de libros.

Sin embargo, y a pesar de que suelen ser los servicios más visibles, no son todas las alternativas que existen. La irrupción de servicios comoKickstarter, Verkami, Indiegogo o el Kindle Direct Publishing de la omnipresente Amazon, están cambiando las reglas del juego. La principal característica de estos modelos emergentes, radica en la eliminación de intermediarios y permite que los autores ofrezcan directamente sus creaciones, sin la necesidad de pasar por un editor. Esto tiene un lado positivo para los autores, ya que facilita el proceso de publicación y para los lectores que de pronto pueden participar en el proceso.

Este modelo, fuertemente basado en la idea do it yourself se fundamenta en la idea del micromecenazgo o crowdfunding y tiene serias implicaciones para el mercado editorial. La pregunta es bien sencilla ¿Si los autores pueden editar sus libros y los lectores pueden elegir que libros van a ser editados, donde quedan los editores? Sin embargo, la respuesta a este interrogante no es sencilla y requiere una aproximación cuidadosa, tal y como vamos a ver a continuación.

¿Que es el crowdfunding?

Antes de entrar en materia, es importante definir a que nos referimos cuando hablamos de crowfunding. A día de hoy, es un concepto muy presente en nuestras vidas y cada vez son menos los usuarios que de una forma u otra han participado en un proceso de este estilo. Existen muchas definiciones y es un termino que esta en continua evolución y en pleno desarrollo. Sin embargo hay ciertos elementos que se repiten en casi todas las definiciones.

Se trata de una forma de microfinanciación que moviliza a muchos individuos (mecenas), que forman una gran comunidad (crowd) y que a través de pequeñas transferencias de dinero, financian los proyectos, de otros, que consideran interesantes. Este tipo de financiación no es realmente nuevo, se ha estado practicando a lo largo de toda la historia. Sin embargo, donde radica la novedad es en el cruce con la llamada web 2.0 y todo lo que esto implica.

Por lo tanto, se da un doble proceso sin el cual esto seria inexplicable. Por un lado, la audiencia ve en este modelo una manera de satisfacer el reclamo de participación, al estar implicado no solo en la gestación misma del libro, si no también al hacerlo posible (participación Pre-Artefacto, siguiendo el planteamiento de autores como Craig Mod). Por el otro, las posibilidades de marketing que se deriva del potencial de viralidad de este modelo, permite la movilización de un gran numero de personas en muy poco tiempo.

Ahora bien, es importante tener en cuenta que este tipo de proyectos solo salen adelante si tienen los apoyos necesarios. Los usuarios solo apoyan a aquellos proyectos que tienen un valor añadido diferente, un componente que se sale de la norma. Puede ser una relación muy directa con los usuarios, puede ser, una particularidad ligada al proceso de financiación o pueden ser, sencillamente, ser nombrado en los créditos del libro. En cualquier caso algo que no sea corriente.

Así pues, este modelo permite una mayor versatilidad para las dos partes. Los autores, muchas veces no piden el total del coste de edición de la obra y utilizan la campaña para conocer la reacción de los lectores. De esta forma, se puede poner a disposición de los mecenas una parte del libro para que estos evalúen si quieren, o no, que ese proyecto vea la luz y en caso afirmativo movilizarlos. Todo esto implica que parte del éxito del modelo radica en las transformaciones que se están dando a nivel general. Responde a las necesidades de las dos partes y les brinda facilidades tan importantes como la posibilidad de encontrarse.

Crowdfunding y literatura: El auge de los autores autoeditados.

En este sentido, la dualidad queda clara y fácilmente establecida. Los autores, y los lectores se encuentran, cara a a cara, en un espacio más o menos igualitario y con unas características que favorecen el dialogo y la discusión.

Según los datos de la propia Kickstarter desde que lanzaron la pagina en el año 2009, se ha conseguido financiar campañas por un total de 70 millones de dólares solo en la categoría de edición y en los últimos años, el numero de campañas exitosas se ha duplicado pasando de 735 en 2011 a 2064 en 2014. Esto, deja patente la tendencia y demuestra el interés de las partes en este modelo. Además pone de manifiesto que el problema no radica en que los usuarios no quieran pagar, tal y como se defiende desde algunas instancias. Si fuera así, resultaría muy difícil explicar este fenómeno.

El éxito no se circunscribe únicamente a autores desconocidos o noveles. Cada vez más autores consagrados y bestsellers se han volcado en este tipo de aventuras. Uno de los ejemplos más paradigmático lo encontramos en Eric Ries. Este autor que hasta ahora publicaba sus libros en Random Housebajo el sello Crown Publishing (una filial del grupo), ha decidido abandonar el modelo tradicional y explorar otras posibilidades. En marzo de 2015 inició una campaña en Kickstarter para publicar su próximo libro: The Leader’s Guide, que solo estará disponible para aquellos que participen en la campaña de micromecenazgo. El objetivo de financiación se superó en el mismo día de la publicación recaudando un total de 135.000$ en 24 horas, llegando hasta los 500.000$ y 9000 mecenas. Convirtiéndose en la mejor campaña de edición de libros de la plataforma.

Cambios en la percepción de los autores autoeditados

Tradicionalmente, la estructura de la edición ha ido siempre ligada a la figura del editor. Este asegura no solo la calidad del contenido de la obra, si no que además provee al autor de las herramientas necesarias para la publicación de las obras. De esta forma, los contenidos que no pasan por este filtro han arrastrado, durante décadas, una percepción muy negativa. Han sido objeto de burlas y vilipendios, de prejuicios y en ultima instancia de cierto menosprecio.

En muchos sentidos, estas criticas han sido dirigidas por la gran industria cultural y en otro muchos casos se han ganado la fama a pulso. Que la gente publica lo que quiere y como quiere cuando tiene la oportunidad, es una realidad incuestionable y en los tiempos de internet, además puede llegar a ser un problema. En muy poco tiempo, hemos asistido a una verdadera avalancha de malos productos, con portadas verdaderamente horribles, una calidad de edición pésima y sobre todo un contenido espantoso.

Sin embargo, En los últimos tiempos, en parte gracias al empuje de este tipo de proyectos, esta visión esta cambiando. Hasta el punto de que dos autores autopublicados, Amanda Hockins y John Locke, se han colado en el Kindle Million Club (el grupo de autores que han vendido un millón de libros en Kindle). Estas experiencias dejan patente que la autoedición puede ser viable y lucrativa. Ahora bien, como es lógico suponer, no todo el mundo esta de acuerdo con esta idea. Los sectores más tradicionales están en las antípodas de este fenómeno y ven en todo este fenómeno un único grito de batalla: ¡No os necesitamos editores!

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Reacciones del mundo editorial

Dentro de la industria cultural, el mercado de los libros, es sin duda, el que más lento ha avanzado. Sobre todo si lo comparamos con otros sectores como puede ser la música y los videojuegos, que rápidamente optaron por modelos parecidos al de Kickstarter. Esta actitud conservadora se traduce en que los representantes del sector tienden a tomar muy pocos riesgos y esta cómodos en su posición actual, aún a pesar de la tormenta perfecta que se está viviendo.

En este sentido, la declaraciones de Jonathan Franzen, portada de la revista Time en 2010 y autor de novelas del peso de Las correcciones (Seix Barral, 2002), al hablar de Amazon y el sistema Kindle Direct Publishing, no dejan lugar a dudas. En palabras del propio autor:

“En mi pequeño lugar en el mundo, la ficción americana, Jeff Bezos (dueño y fundador de Amazon) puede no ser el anticristo, pero se parece mucho a uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Amazon quiere un mundo en el que los libros sean, o bien publicados directamente o bien publicados por Amazon, en el que los lectores dependan directamente de los curadores de contenido y las reseñas de Amazon para elegir sus lecturas y en el que los autores sean responsables de su propia promoción”

La preocupación de Franzen, representa y resume el sentir de casi todo el sector. Muchos de los críticos y periodistas, han cerrado la puerta a los autores autopublicados al sentirse abrumados por el aluvión que este tipo de publicaciones representa y la gran mayoría de los premios literarios más prestigiosos directamente los excluyen. La única manera de entrar en el gran circuito de los premios, la critica y la fama es a través de una editorial. Esto a largo plazo se traduce por lo siguiente, o se aceptan las reglas del juego, con todo lo que ello implica (contratos, cesión de derechos de explotación, etc…) o directamente se excluye al autor y se le condena a una especie de ostracismo fuera del circuito comercial.

Si bien es cierto que no se equivocan en el diagnostico, no aciertan en el pronostico. Esta condena, podría haber significado la neutralización de estos autores en otros tiempos. Sin embargo, hoy en día, gracias a internet esta situación puede ser salvada con facilidad. Amazon es una vía, quizá la que representa una amenaza mayor para el sector editorial, pero no es la única. La compañía ha encontrado en estos autores todo un nicho de mercado que hasta ahora no había sido explotado. Para convencerlos, en muchas ocasiones utiliza un discurso que puede ser interpretado como heraldo de libertad y democratizador de la cultura. Nada más lejos de la realidad. Detrás del apoyo a este tipo de iniciativas, hay toda una estrategia de acoso y derribo a las grandes editoriales para conseguir que el mercado vire en la dirección que Bezos quiere.

Por lo tanto, no se equivocan en definir a Amazon como uno de los jinetes del Apocalipsis (aunque quizás resulte un poco exagerado). El error, radica en considerar que todo lo que esta fuera del circuito de las editoriales, es decir, todo lo que tiene que ver con el mundo de la autodecisión, se encuentra necesariamente asociado a Amazon, o servicios similares (servicios de autopublicación ligados a grandes empresas). Kindle Direct Publishing solo representa la punta de iceberg, detrás de todo este fenómeno, se esconden cambios muy profundos en la forma de entender el mundo de la edición. Las plataformas de crowdfunding como Kickstarter, por citar un ejemplo, están ganando cada vez más peso y estos también están fuera del stablishment.

Los autores indies, representan la vanguardia en este sentido, tanto por su forma de funcionar, como por la concepción que tienen del libro mismo. Mucho más afín a concepciones modernas y ligadas a lo digital. La actitud general de la industria cultural frente a este fenómeno: enrocarse en actitudes de desprecio y desconfianza, choca de frente con el sentir de los tiempos y no parece una actitud adecuada a largo plazo.

¿Este modelo es económicamente viable?

Una de las preguntas más interesantes sobre este nuevo modelo que emerge, es su viabilidad económica. No hay que perder de vista, que uno de los principales cambios que se introducen es la relación con los precios de los libros y como se reparte este entre los autores y los editores.

Tal y como se ha visto hasta ahora, el sistema de autopublicación de Amazon tiene sus claroscuros. Sin embargo, lo que está claro es que es una de las plataformas más desarrolladas para la venta de libros autoeditados. Por esta razón y con la intención de ver hasta que punto esta forma de edición es viable, resulta muy interesante e ilustrativo entender la manera en la que se reparte los beneficios por la venta de los libros en su plataforma. Son muchos los autores que hoy optan por la autopublicación, sin embargo, los ejemplos de John Locke y Amanda Hockins pueden arrojar un poco de luz sobre el tema.

Antes de nada, hay que entender, a grandes rasgos, la política de precios de Amazon. La política general de la tienda premia a los autores que venden sus libros a 9.99$ y no a 10$ o más. Aquellos que pongan un precio inferior a 10$ recibirán un máximo de 7$ por libro, mientras que los que opten por un precio superior apenas recibirán 3.50$. Las explicaciones para esta diferencia pasan por la postura general de la compañía, empeñada enforzar a la baja los precios de los eBooks y en especial, por debajo de 9.99$, aunque hay muchas más razones.

Lo más evidente es que al optar por este tipo de modelo se eliminan intermediarios, por lo tanto, el autor es el que recibe todo el beneficio de la venta del libro. En el caso de Locke, se opta por vender los libros a 0.99$, es cierto que gana mucho menos dinero que si vendiese el mismo numero de libros a través de un editor tradicional. Sin embargo, obtiene ingresos directos para el, y apuesta no solo en la venta de libros, si no también en la explotación de productos derivados de su posición de bestseller, como por ejemplo las charlas y conferencias que da, o proyectos basados en su popularidad y financiados en kickstarter.

Amanda Hockins por su parte, vende libros en un rango de 0.99$ hasta 2.99$. Este tipo de autores se llevan un 70% del precio de venta de los libros de 2.99$ y un 30% de los libros de 0.99$. Es obvio que en caso de que sus ventas se concentren en torno a los libros de 2.99$, Amanda ganará mucho más dinero, sin embargo aunque se mantengan alrededor de los libros de 0.99, podrá llegar a ganar casi medio millón de dólares en un año. Las cifras que se están manejando no están nada mal.

En un modelo tradicional, con intermediarios, un autor de bestsellers, como James Patterson (El Coleccionista de Amantes), ganarían con un libro de 20$ (editado en papel y tapa dura), una media de 2 a 4 dólares. Esta cifra es muy similar a lo que ocurre con los eBooks, aún a pesar de que la estructura de precios aun esta definiendo (sobre todo en relación a la parte que se lleva cada uno de los implicados en la venta), en general un libro de 15$ deja unos beneficios para el autor de 1.50 a 3 dólares, en caso de ser 9.99, el autor ganaría de 1 a 2 dólares.

Hay que tener en cuenta, que no todo el mundo puede vender un millón de libros, sea autoeditado o no. Sin embargo, los datos ponen de manifiesto que el modelo que presenta Amazon, representa grandes ventajas para los autores y elimina cada vez más la necesidad de los intermediarios.

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¿Hacia donde va la venta de libros a largo plazo?

El sector editorial se enfrenta a uno de los cambios más importantes en su historia. La irrupción de lo digital, ya de por si implica serios cambios, sin embargo, no es el único foco de innovación y desde luego, no explica los cambios por si mismo.

Lo digital, representa un cambio muy profundo en la forma de entender el mundo editorial, desde la concepción del libro, hasta la venta misma. La irrupción de alternativas como el crowdfunding, como KDP, o la recurrencia a sistemas alternativos en ningún caso son una anécdota y no deben ser tomados a la ligera.

Los autores, por su parte reclaman un mayor control sobre sus obras y mejores contratos para seguir utilizando los canales tradicionales. Reclaman la posibilidad de gestionar los derechos de explotación, elegir los canales de distribución y sobre todo, tomar decisiones relativas a las obras. Sin embargo, el reclamo no se queda ahí, ya que también necesitan un mejor trato de cara a los contratos, y una mejor manera de repartir los beneficios del libro. Tal y como hemos podido ver a lo largo de este ensayo, en los términos actuales, casi resulta más rentable para los autores aceptar un precio menor, a cambio de unos márgenes mucho más favorables.

Los lectores por su parte, quieren una mayor implicación en las obras. Disfrutan participando de todo el proceso y ya no se contentan solo con leer las obras. Quieren vivir las obras durante todo el proceso y si es posible, permitir que esta siga evolucionando después de la edición. Además, ya no están dispuestos a pagar un precio que consideran abusivo, más cuando existe un mercado alternativo y no legal en el que pueden tener acceso a las obras. Sin embargo, no hay que caer en argumentos falaces, tal y como hemos visto, el problema de la piratería no son únicamente los consumidores, si no más bien un desajuste entre la oferta y la demanda.

En este ensayo se han planteado dos alternativas muy diferentes, pero que apuntan en la misma línea. Por un lado el crowfunding plantea un camino de libertad, al margen de los intermediarios y en el que los autores y lectores, pueden dar rienda suelta a sus necesidades, responderlas y apoyarse mutuamente frente a un enemigo común, los editores. Por su parte Amazon, siguiendo la misma idea, utiliza de una forma premeditado a los autores y les ofrece una plataforma que es más rentable, más amigable y más respetuoso que lo que ofrecen los editores. Lo hacen además porque pueden y porque ellos ganan mucho con la desaparición de los editores.

Esta situación en los términos en los que esta planteada es insostenible para los editores. Si siguen aferrados a una forma de funcionar determinada, van a terminar perdiendo su posición. La figura del editor es necesaria y deseable, es el encargado de mantener la calidad de los contenidos y filtrar entre todos los productos culturales que se producen día a día, de elegir que debe ser publicado y que no. Nadie quiere un mundo cultural en el que no existan los editores.

Sin embargo, deben aceptar que el mundo ha dejado de ser analógico y que las circunstancias han cambiado sustancialmente. De su capacidad de reacción depende el futuro de la venta de libros a largo plazo.

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