Inicio › Forums › Principal › AUTOR Y LIBRO DEL MES › LIBRO DEL MES › ABRIMOS 2014 CON SOCIOFOBIA
- Este debate tiene 26 respuestas, 4 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 11 años, 8 meses por
idea21.
-
AutorEntradas
-
17 febrero, 2014 a las 16:30 #7279
jose luis
ParticipanteEstamos empezando a conversar sobre nuestro aquí y ahora. Creo que eso es muy positivo.
Por cierto, ha sido interesante saber que Eugenio está vinculado a Rompeelcírculo.org. Me parece interesante porque las iniciativas de transición, en cierto modo, preparan el terreno para la acción política y viceversa. Las iniciativas de transición son una forma de abordar la necesidad de transformación del modelo productivo y de consumo y de nuestro modelo de vida.
“Rompe el Círculo es un espacio de encuentro para tejer vínculos y forjar comunidad. Reconstruir los lazos de solidaridad vecinal que ha roto el capitalismo, hacer barrio, nos parece un prerrequisito, y una tarea imprescindible para emprender cualquiera de los cambios que buscamos.
Cuando hablo de la necesidad de actuar políticamente me refiero básicamente a este tipo de iniciativas: crear comunidad, fijar nuevos límites y establecer las nuevas condiciones de estar en el mundo.
18 febrero, 2014 a las 0:52 #7280
Antonio AdsuarSuperadministradorAmigos!,
Como sabéis estoy por Barcelona con líos de entrevistas y organizando un acto sobre edición en LAIE por lo que tardaré algo más de lo habitual en meter la cabeza en este interesante intercambio. Acabo de borrar las incómodas marcas de código que me comentaba Eugenio por mail, también lo hice con la última nota breve de José Luís. Porfa probad el icono «pegar desde word», el que tiene una W y decidme si sigue pasando esto.
Bona nit!
18 febrero, 2014 a las 10:10 #7283idea21
ParticipanteMuchas gracias a Eugenio Navarro por su último post, que es muy denso y lleno de información.
Naturalmente, a mí me interesan algunos aspectos en particular…
«Mi argumentación gira contra ese empeño en que el “mejor ser humano posible” deba pasar por su transformación cognitiva, un nuevo ser humano, como si no hubieran existido épocas y lugares anteriores donde los humanos convivían en paz y armonía entre sí y con la naturaleza»
«no podemos analizar -y comprender- este ensayo sosteniendo, como hace Idea21, que la dominación masculina, la violencia política o la propiedad, tienen “origen instintivo”, porque esto no es del todo cierto: son consecuencias históricas del desarrollo económico de la humanidad, tal como lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que hayan existido civilizaciones humanas donde no se daban esas tres “condiciones”
Ciertamente, no podemos aceptar las ideas, no ya particularmente de “Sociofobia”, sino de marxismo alguno, partiendo de una idea “hobbesiana” de la naturaleza humana. Y ésta es para mí la cuestión central. Una característica del marxismo es creer en el mito “rousseaniano” y el de la “tabla rasa”http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/04/la-tabla-rasa-2002-steven-pinker.html
Un buen ejemplo de ellohttp://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/05/no-esta-en-los-genes-1984-lewontin-rose.html
Pero el debate entre hobbesianos (los que creen que la naturaleza humana es conflictiva y requiere de controles culturales) y rouseaunianos (los que creen que la naturaleza humana es armoniosa y solo requiere la remoción de los obstáculos a la convivencia creados por determinados vicios civilizatorios más o menos recientes “aquel bienestar pacífico y popular del pasado, que no cree ni confía ya en este desmesurado -y denostado- progreso”) creo que está agotado, porque no hay rousseauniano que no incurra en contradicciones. Desde los más antiguos y queridos
http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2014/01/el-origen-de-la-familia-de-la-propiedad.html
A los más recientes
http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/12/en-el-principio-era-el-sexo-2010-ryan-y.html
Así, mientras Engels admite que antes de la propiedad privada la guerra reinaba entre las tribus y se hacía con la crueldad que distingue al ser humano del resto de los animales
Ryan y Jethá, a pesar de su redescubrimiento de Lewis Henry Morgan y el estupendo chimpancé bonobo, también tienen que admitir que La codicia forma parte de la naturaleza humana.Y su idea de que «El hombre tiende a pelear cuando hay algo por lo que merece la pena hacerlo. Pero durante la mayor parte de la Prehistoria, no hubo excedentes de alimentos que ganar o perder, ni territorio base que defender». se contradice totalmente con la realidad, porque sin excedentes de alimentos y sin agricultura los pueblos primitivos también encuentran cosas por las que les “merece la pena” pelear. Los pueblos nómadas sí que conocen los derechos territoriales (los mejores lugares para cazar y pescar, por ejemplo) y, por encima de todo, se guerrea para robar mujeres o, simplemente, para obtener prestigio (la escalada “hobbesiana”: guerras disuasorias).
De aquí que esté muy interesado en que Eugenio me comunique todo lo que sepa acerca de
el hecho de que hayan existido civilizaciones humanas donde no se daban esas tres “condiciones”
y
«aquel bienestar pacífico y popular del pasado, que no cree ni confía ya en este desmesurado -y denostado- progreso»
Por cierto que las «tres condiciones» son las que yo mencioné, un poco despreocupadamente, como características conflictivas del comportamiento humanodominación masculina, la violencia política o la propiedad
Aunque podía haber añadido más, como la creencia en seres sobrenaturales, el grupalismo (que hoy se conoce generalmente como “nacionalismo”… pero que es conocido también los cazadores-recolectores bajo sus propias formas de hostilidad identitaria) y alguna otra de la que ahora no me acuerdo.
Si esta discusión se limita a las cuestiones sociológicas y políticas, yo aquí me detengo, pero el libro de Rendueles aborda cuestiones de tipo psicológico como el altruismo, la empatía o el dilema del prisionero. Honradamente, a estas alturas no nos quedaría más remedio que abordar este tipo de temas, ya que, en mi opinión, necesitamos ideas nuevas.
Una cosa buena del hartazgo actual de la política es que, a lo mejor, puede ayudar a que personas preocupadas por lo social comiencen a plantearse alternativas apolíticas.
«Con todos mis respetos hacia lo expuesto por Idea21, personalmente me cuesta mucho asimilar un proyecto político construido sobre cualquier teoría de corte conductista»
Bueno, pero es que yo no he hablado de nada de un “proyecto político”, sino de todo lo contrario, pues se trataría de una iniciativa opuesta a la organización del ser humano en roles políticos (leyes, coerción) y que se basaría en la reforma cultural mediante medios parecidos a los de la religión (invenciones cognitivas transmitidas mediante lenguaje simbólico, estrategias psicológicas, ideología, ética y motivación emocional).«Las teorías de Skinner sirven para explicar reacciones, pero no para inducirlas (no bajo utilidad científica; sí es posible bajo interés inconfesable…)»
Las «teorías de Skinner», que yo presenté en la reseña que aparece en mi anterior post como “reducción al absurdo”, tienen el mismo inconveniente que las teorías de Marx: que se basan en una visión “científica” totalmente contingente en el cual los individuos no pueden participar porque carecen de los conocimientos científicos adecuados (el psicólogo, como el teórico marxista, ha alcanzado conocimientos superiores y, por lo tanto, solo él está cualificado para tomar decisiones). Lo peor de todo es que, como pasaba con el marxismo (y con la teología también, por supuesto), los mismos teóricos están enfrentados entre ellos (Freud contra Jung, Stalin contra Trotsky, Atanasio contra Arrio).
Lo que nos ofrecen los teóricos que sí es de valor es la invención cognitiva. Toda religión (de origen teológico, político o cientificista) se basa en un lenguaje simbólico, que es uno de sus elementos esenciales. Los seres humanos somos animales simbólicos (los únicos del planeta) lo que quiere decir que transmitimos conceptos complejos mediante signos abstractos a los que asociamos un potente contenido intelectual y emocional.
Así, cuando la religión cristiana inventa conceptos como “alma”, “pecado”, “salvación”, “misericordia”, “confesión” está abriendo mundos cognitivos. Marx y los suyos también inventaron otros: “lucha de clases”, “justicia social”, “nacionalización de los medios de producción”, “conciencia de clase”. La psicología nos puede aportar otros muchos muy útiles.
Si yo digo, pongamos, que en lugar de política lo que necesitamos es construir “comunidades de santos”, nadie va a entender nada. Pero si yo hablo de “entorno humano de extrema confianza” entonces ya suena mucho mejor. Es más, puedo aportar conceptos relativamente recientes que podrían llegar a ser mucho más efectivos –y precisos- que el amor cristiano que predicaban Tolstoy y Gandhi, como “conducta prosocial”, “antiagresividad” o “superempatía”, todos ellos conceptos que nos prodigan los científicos sociales. Ésa es su gran aportación a la humanidad.
En realidad, la ciencia sirve para esto, para crear conceptos que puedan permitir los cambios sociales. Los avances técnicos pueden servir para cualquier cosa: hierro para hacer azadas o espadas, física atómica para hallar la energía de fusión o para la guerra nuclear… Y lo mismo, por supuesto, se puede decir de la ciencia social: el Gulag se basaba en una ideología científica, y eso le permitía ser tan implacable; los nazis también decían basarse en la ciencia (no en la ciencia económica, sino en una supuesta teoría biológica de lucha de razas, y no lucha de clases). El lugar de la ciencia es crear invenciones cognitivas: el racionalismo aplicado a nuestra propia naturaleza (por eso no conviene negarla).
, tampoco veo que el giro religioso que plantea Idea21 pueda servir para mejorar la sociedad, pues si bien es posible que distintos individuos que en su intimidad mantienen una relación religiosa con la naturaleza y pueden unirse en un proyecto común comprensivo y respetuoso y formar una comunidad sostenible, no veo manera de extender este sistema sin caer en el dirigismo, la manipulación y la coerción de unas conciencias sobre otras
No entiendo mucho eso de “mantienen una relación religiosa con la naturaleza”, porque, de hecho, la religión es lo más antinatural que podemos concebir, pues supone reemplazar la evolución biológica por la evolución cultural (y poner una finalidad a la evolución, cuando en realidad la “evolución” natural no tiene finalidad alguna).
La religión, como creo ya haber explicado, es una técnica de transformación cultural basada en una serie de elementos. La “religión pura” (o “destilada”, si la queremos llamar así) consistiría en transformar la sociedad de forma apolítica y, por tanto, lógicamente, sin coerción ni dirigismo porque entonces sería política (o una religión politizada, como han sido todas hasta ahora)… aunque sí con mucha “manipulación”, porque somos seres culturales y no podemos existir sin ser manipulados. En este momento, toda la humanidad está siendo manipulada por su entorno cultural, por todo lo que leemos, vemos, comprendemos. No existe nada tan fantástico como el ser humano natural (no hay “tabla rasa”). Desde niños se nos condiciona para ser competitivos, agresivos, que tratemos de obtener estatus y éxito social y que seamos obedientes a las tendencias culturales en boga, etc, etc. La única libertad que como seres humanos podemos tener es elegir, en la medida en que podamos, nuestra propia “manipulación”, igual que –nunca deja de venir bien el ejemplo-, el alcohólico que elige ir a terapia en lugar de seguir siendo un borracho “libre”.
Sé que me enfrento a muchas resistencias irracionales cuando traigo a colación ideas nuevas. La inmensa mayoría de la gente, incluso algunos muy leídos, no saben lo que es “religión” (lo confunden con sobrenaturalismo) y muchos tampoco saben lo que es “política” (lo confunden con cambio cultural o vida social).
En cambio, expresiones como “ética del cuidado” o “estructuras de acogida” son lo suficientemente vagas y ambiguas como para que cualquiera pueda aceptarlas sin preocuparse mucho (me hacen pensar en Savater y su “ética de amor propio” o lo que comenté de Edgar Morin de una “gobernanza confederal para una sociedad-mundo en formación”)
De esa forma muchas personas pueden hacerse la ilusión de que están “haciendo algo” y disimular que se trata de lo mismo de siempre. El izquierdismo, por lo demás, sigue dependiendo para su vida emocional (y su acción) de comportamientos de grupo –gregarios- irracionales, como la adhesión a la dictadura de Cuba o la anocracia de Venezuela (o al terrorismo), el nacionalismo (el independentismo catalán, por ejemplo) y en los países musulmanes el fundamentalismo teocrático. Formas de catarsis y, desde luego, imágenes de coerción, totalitarismo y violencia (cómo alcanzar la catarsis, si no).
En realidad, si el objetivo humanista es alcanzar una cultura más avanzada –“progreso”, por supuesto- que nos garantice “relaciones de extrema confianza y plena cooperación”, el camino más lógico es alcanzar fórmulas cognitivas más evidentes y efectivas. Para que sean evidentes y efectivas deben darse a conocer y esto solo se consigue mediante realizaciones humanas efectivas. De ahí el ejemplo del monasticismo que, por supuesto, no está dirigido a las masas, sino a individuos que se autoseleccionen para someterse a condicionamientos de la conducta capaces de generar pautas éticas estables. Fue así como surgió el humanismo. Los condicionamientos a los que se sometan se seleccionarían a su vez mediante “prueba y error”, y podrían ser de la escuela conductista, como de la escuela cognitivo-conductual o del “movimiento de los doce pasos”, o de los trucos de Dale Carnegie, o de una lectura atea del Evangelio o del budismo, eso es lo de menos. El objetivo ideológico es diáfano, pero lo que mueve cualquier cambio cultural son las motivaciones personal-afectivas. En un mundo no político, todo es personal (igual que los amantes de la política gustan de decir que “lo personal no les interesa”), donde se une lo social y lo personal, ahí entra lo psicológico, en la ciencia, y lo religioso, en lo cultural.
Crear “comunidades de santos” o “Centros de Alto Rendimiento de la Conducta” podría cambiar el mundo. Pero primero las ideas tienen que nacer, existir como tales. Si el mismo Marx hablaba de que las clases oprimidas llevaban existiendo miles de años y solo modernamente habían cobrado “conciencia de clase”, ¿durante cuánto tiempo más tendremos que esperar que la humanidad actual cobre conciencia de que desear vivir en un mundo mejor consiste en producir comportamientos humanos mejores?
La forma exacta que tomaría esto no se puede saber hoy, pero el mero hecho de que ni siquiera se esté planteando, de que quede una idea nueva por llevar a cabo, en pleno siglo XXI ya debería parecer sospechoso.
Alguien me dijo una vez que una conducta social no conflictiva (de extrema confianza y de plena cooperación) solo es posible mediante el desarrollo de una sociedad radicalmente pacifista y no violenta que asuma los sacrificios inevitables d su indefensión (que, lógicamente, nunca serían sacrificios mayores que los que soportan quienes creen en ideologías políticas, como los izquierdistas) y que eso ya lo intentaron Tolstoy y Gandhi, ya citados. Adonde podría haber llegado el movimiento tolstoiano de haber seguido existiendo, no se puede saber, pues podía haber corregido sus errores con el tiempo (que eran muchos: tradición cristiana, reglamentarismo irracional, sobrenaturalismo más o menos vago), pero a la muerte del anciano novelista los tolstoianos se pasaron en masa al marxismo y todo se acabó casi antes de empezar. En cuanto a Gandhi, era irracionalista en tanto sobrenaturalista (creía en todos los dioses posibles) y nacionalista. Por lo tanto, la «religión pura» aún no ha llegado siquiera a plantearse.
Pero lugar contra las tradiciones y el poder emocional que ejercen sobre las personas socialmente concienciadas es, desde luego, luchar contra gigantes…
La gente solo cree en lo que ve, incluso aunque lo ve contradiga diariamente sus propias creencias.
http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/12/pensadores-temerarios-2001-mark-lilla.html
18 febrero, 2014 a las 19:30 #7285
Eugenio-NavarroParticipanteHola de nuevo.
Creo que es el nuestro un debate sobre métodos, y me parece importante señalar que existe una falsa dicotomía (difícil desprendernos de los dualismos…) entre la racionalidad y el irracionalismo, porque el principio metodológico contrario al racionalista es el intuitivo, que no necesita establecerse sobre fórmulas ni apelar a certezas cuya interpretación puede resultar aún más subjetiva y parcial que la propia intuición; y tratándose de fundamentos religiosos, creo que la intuición es mucho más pertinente, ya que la racionalidad necesita un discurso y se ve obligada continuamente a dedicarle tiempo y esfuerzo en justificarlo, mientras la intuición puede ser compartida de una forma más empática.
De todos modos, yo sigo sosteniendo que giramos en torno una tesis socioeconómica surgida de Aristóteles («el hombre es un animal social») que Marx amplía sin titubear («que sólo puede individualizarse en sociedad») y puede aplicarse para rechazar aquel liberalismo robinsoneano o el contrato social del -para mí- «socialdemócrata» Rousseau (no sé de qué lectura de Marx puede interpretarse que creyera en el mito rousseaniano…): porque los seres humanos han producido como un solo ente en sociedad todo lo necesario para su subsistencia, sin distinguirse individuos y por tanto sin ser -en origen- imprescindible un acuerdo para la convivencia, ni factible la independencia económica del resto de sus iguales. En estas sociedades primigenias, que comenzamos a conocer por la antropología a finales del siglo XIX, y que sintetiza Levi-Strauss en su célebre estudio de campo Tristes trópicos, no existen ni dominación masculina ni violencia política, ni hay un procedimiento depredador (no, al menos, mientras las mujeres logran mantener el grano alejado de los ávidos hombres). La necesidad de pactar, de elegir al Leviatán hobbesiano o de firmar el contrato social de Jean-Jacques -o construir el «laissez faire» para que el emprendedor independentista de Smith tenga vía libre hacia su socialización-, no tiene su origen en la entrega del individuo a manos de la sociedad (ya que él es posterior a ella, nace en ella), sino en la concreción de la propiedad privada, como lo demuestran los materiales compilados por Jacques Attali en su exhaustiva Historia de la propiedad.
Y centrándome en la psicología, yo diría que el “dilema del prisionero” demuestra que no es necesario ese cambio cualitativo en nuestras cabezas (y mucho menos en las de una futura élite dirigente), que sólo es cuestión de herramientas que deben ser liberadas de la alienación: porque los prisioneros del dilema pertenecen a una sociedad muy concreta que les ha construido tal como son. Una psicología instrumentalista -y dirigida- está excesivamente enfocada hacia la dominación, crear clichés en evz de esforzarse en estudiar y comprender la intersubjetividad existente, que creo que es la cuestión central de nuestro empeño en encontrar alternativas; creo que un verdadero estudio práctico de nuestras mentes debe perseguir esa liberación. Hacia ahí enfocan los estudios de Félix Guattari, como indica este texto (“Autogestión y políticas del deseo”) extraído de sus Líneas de fuga, recientemente editado en castellano.
Saludos
19 febrero, 2014 a las 23:36 #7287
Antonio AdsuarSuperadministradorHola a todos,
He de reconocer que Barcelona me ha hipnotizado como siempre y que mi lectura de vuestros comentarios ha sido demasiado superficial no obstante quería apuntar brevemente algunas ideas suplementarias. Doy también la bienvenida a Idea21 cuyas intervenciones a buen seguro servirán para afinar aún más los razonamientos de Eugenio y José Luís!.
Bueno, allá voy con mi nota condal:
Entiendo el planteamiento de idea21 y creo que pone sobre la mesa elementos válidos aunque yo veo las cosas desde otra terminología, quizás mucho más afín en su vocabularios y presupuestos a José Luís( palabras como “esfera” o “razón práctica” nos delatan). Desde luego estoy de acuerdo con Idea21 en que el verdadero centro del contraplanteamiento de Rendueles es la “ética del cuidado”, aunque como dije en la reseña el contramodelo social no está nada desarrollado en “Sociofobia”
Como decía José Luís opino que: “¿qué es la política sino una religación sin dios? Identificar política, ley y violencia no me parece adecuado”. No soy nada Hobbesiano en este sentido. Yo apuesto más bien por salvar y reactualizar el proyecto de la ilustración, siempre sobre mi kantismo. En este sentido lo que denuncia Rendueles es en cierta forma la deriva postmoderna que ha tomado el capitalismo una vez rechazados sus propios valores humanos. De nuevo con José Luís “despreciamos el mundo hasta tal punto que no queremos asumir la responsabilidad de conservar ni de transmitir nada”. Estamos desde luego ante una crisis moral y ¡me alegro que las estructuras de acogida de Duch vayan calando en el foro de la mano de mi recomendación!. De verdad valen mucho la pena y como decía Idea21 el trasfondo religioso es lo que permite crear comunidad…aunque en mi caso siempre propongo una religión laica y cívica, que es el republicanismo clásico.
En mi propuesta ilustrada entraría algo en contradicción con Eugenio que nos decía que había que evita “todo idealismo -desde el platónico al ilustrado- en cuya configuración apriorística -¡y eso que tantas veces los ideales se han autoproclamado universales!- nunca lograremos ponernos de acuerdo”. Sí estoy de acuerdo con Eugenio cuando dice que Rendueles “denuncia del historicismo y la predeterminación economicista”.
Creo que todos convenidos en que el problema de fondo es político; lo que falta es un “cemento social” que articule correctamente unas comunidades cada vez más complejas, hedonistas e hiperconectadas. ¿Puede la mera ideología de consumismo y el supuesto progreso económico articular la sociedad?. Es evidente que no…la pregunta derivada, volviendo al tema más desarrollado en el libro es ¿Es internet, como sostiene Sociofobia, una excrecencia de la ideología individualista y utilitarista o puede servir para mejorar la articulación política de una sociedad que construya estructuras de acogida basadas en el cuidado mútuo?.
19 febrero, 2014 a las 23:37 #7288
Antonio AdsuarSuperadministradorPD!: animo a idea21 a ponerse una foto, ¡queda mucho mejor para el foro!
20 febrero, 2014 a las 10:32 #7290idea21
Participantegiramos en torno una tesis socioeconómica surgida de Aristóteles (“el hombre es un animal social”) que Marx amplía sin titubear (“que sólo puede individualizarse en sociedad”) y puede aplicarse para rechazar aquel liberalismo robinsoneano o el contrato social del -para mí- “socialdemócrata” Rousseau (no sé de qué lectura de Marx puede interpretarse que creyera en el mito rousseaniano…): porque los seres humanos han producido como un solo ente en sociedad todo lo necesario para su subsistencia, sin distinguirse individuos y por tanto sin ser -en origen- imprescindible un acuerdo para la convivencia, ni factible la independencia económica del resto de sus iguales. En estas sociedades primigenias, que comenzamos a conocer por la antropología a finales del siglo XIX, y que sintetiza Levi-Strauss en su célebre estudio de campo Tristes trópicos, no existen ni dominación masculina ni violencia política, ni hay un procedimiento depredador (no, al menos, mientras las mujeres logran mantener el grano alejado de los ávidos hombres). La necesidad de pactar, de elegir al Leviatán hobbesiano o de firmar el contrato social de Jean-Jacques -o construir el “laissez faire” para que el emprendedor independentista de Smith tenga vía libre hacia su socialización-, no tiene su origen en la entrega del individuo a manos de la sociedad (ya que él es posterior a ella, nace en ella), sino en la concreción de la propiedad privada, como lo demuestran los materiales compilados por Jacques Attali en su exhaustiva Historia de la propiedad.
<div>Desgraciadamente, es imposible mantener una discusión si partimos de presupuestos tan contradictorios. La idea de que la conflictividad humana tiene su origen en la propiedad privada, una creación muy reciente de la civilización en el neolítico, me resulta tan inaceptable que no me queda más remedio que dejar la discusión en este punto. Desde luego, no creo que sea posible encontrar en ningún trabajo de antropología el menor indicio de esto, y mucho menos en «Tristes tópicos», donde se retrata a pueblos cazadores-recolectores que practican la violencia con regularidad y donde cuyos jefes disponen de las mujeres para su propio uso o para cederlas graciosamente a sus subalternos de acuerdo con determinadas reglas sociales. Y no sé si Marx hablaba de Rousseau en ninguna parte, lo que sí sé es que, según la teoría marxista, una vez destruido el estado burgués y abolida la propiedad privada de los medios de producción, la humanidad alcanzaría el paraíso en la Tierra bajo el nombre de «comunismo» (la novela «Chevengur», de Platonov, ironiza sobre esto), lo que equivale a creer en la naturaleza no conflictiva del hombre primitivo, lo cual es «rousseauniano». Vaya por delante que yo también creo en alcanzar el paraíso en la Tierra, pero eso tiene que hacerse mediante transformaciones culturales, y no mediante meras transformaciones políticas y económicas, como cree el marxismo.</div>
<div></div>
<div> los prisioneros del dilema pertenecen a una sociedad muy concreta que les ha construido tal como son. Una psicología instrumentalista -y dirigida- está excesivamente enfocada hacia la dominación, crear clichés en evz de esforzarse en estudiar y comprender la intersubjetividad existente, que creo que es la cuestión central de nuestro empeño en encontrar alternativas</div>
<div></div>
<div> Está clara la postura marxista de que los seres humanos son transformados por el entorno económico, y que en consecuencia todo lo que hay que hacer es estudiar este asunto sin salirse del dogma. Esto no es científico, porque en ciencia no hay dogmas, lo que sí hay son hipótesis (¿es a lo que se refiere Eugenio por «cliché»?). Las espectaculares transformaciones económicas y políticas de los estados autoritarios autodenominados marxistas no lograron, sin embargo, cambiar al sujeto del «dilema del prisionero», cosa que ya sospechaba Freud en su época</div>
<div></div>
<div> <b>Los comunistas creen haber descubierto la redención del mal. (…) La propiedad privada de bienes concede a unos el poderío; y con ellos la tentación de abusar de los otros. (…) No me concierne la crítica económica pero puedo reconocer como vana ilusión su hipótesis psicológica. Nada se habrá modificado con ello en las diferencias de poderío y de influencia, que la agresividad aprovecha para sus propósitos. El instinto agresivo regía casi sin restricciones en épocas primitivas, cuando la propiedad era bien poca cosa. (…) Nos preguntamos, preocupados, qué harán los soviets una vez que hayan exterminado totalmente a los burgueses.</b></div>
<div></div>
<div>Muchas gracias también a Antonio por su participación</div>
<div></div>
<div> el trasfondo religioso es lo que permite crear comunidad…aunque en mi caso siempre propongo una religión laica y cívica, que es el republicanismo clásico.</div>
<div></div>
<div> Republicanismo y hasta neoconfucionismo era lo que mencionaba Edgar Morin en su libro reciente que he citado. No me parece mal porque va en el sentido de la educación y la propaganda de los valores cívicos. Quién sabe si es eso todo lo que hay que hacer: insistir en la «lluvia fina» del altruismo en una sociedad ilustrada. Ojalá las estadísticas sean fiables y las cosas vayan mejorando. Solo señalo que hay innovaciones que aún no se han intentado siquiera.</div>
<div></div>
<div> Una encuesta reciente en España decía que los preocupados ciudadanos veían como el primer problema el desempleo y como segundo la corrupción. Es un error: la corrupción es el problema real, y todos los demás nacen de él. Miremos las sociedades donde hay menos corrupción (las estadísticas siempre señalan a los mismos) y ahí tendremos la respuesta a los demás problemas.</div>
<div></div>
<div>Creo que todos convenidos en que el problema de fondo es político; lo que falta es un “cemento social” que articule correctamente unas comunidades cada vez más complejas, hedonistas e hiperconectadas.</div>
<div></div>
<div> Yo no creo que el problema de fondo sea político (estructuras de poder, economía), sino de transformación cultural</div>
<div>Transformación cultural entendida como la invención y propagación de nuevas fórmulas cognitivas en lo social. Ejemplo: valores religiosos o incluso artísticos, pensemos en el papel que tuvo la novela epistolar en la «invención de los derechos humanos» http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2013/09/la-invencion-de-los-derechos-humanos.html</div>
<div></div>
<div> Muchas gracias por la atención prestada, y saludos.</div>
<div> </div>
<div></div>20 febrero, 2014 a las 16:33 #7301
Eugenio-NavarroParticipanteA mí me parece bastante evidente que la sociedad “cuyos jefes disponen de las mujeres para su propio uso o para cederlas graciosamente a sus subalternos de acuerdo con determinadas reglas sociales” es una sociedad post-matriarcal donde la propiedad privada (ejemplificada aquí sobre la mujer) ha dado inicio a una conflictividad susceptible de socializarse; hasta ese momento, sólo una escasez de recursos compartida por la totalidad del colectivo generaría violencia (creo que entendemos por violencia la organizada en torno a cualquiera de las instituciones que adopta el poder con vistas a mantener su dominación, y no a un impulso instintivo). No obstante, Tristes trópicos es una recreación literaria de un viaje científico, donde subyace una profunda crítica al sistema de propiedad de la civilización occidental, lo que propició, sin haber sido Levi-Strauss un crítico explícito del capitalismo, que esta obra fuera emblemática durante Mayo del 68.
Hace tiempo que el estudio de Marx diferencia entre «marxista» y «marxiano» para desligar al pensador de sus intérpretes, y si bien cierto es que Marx abogó por la lucha de clases durante su etapa juvenil (la del Manifiesto comunista y la Sagrada familia, obras que él mismo criticó posteriormente en su obra más madura: los Grundrisse, los Elementos, El Capital…), ésta se hallaba influida por las circunstancias históricas que desembocarían en las Revoluciones de 1848 y por ello, como pensador entregado a una praxis, necesitaba Marx apoyar sus tesis sobre algo palpable que llegara al proletariado (y en este sentido, la vigencia actual de su Salario, precio y ganancia es estremecedora). Lo que quizás cabría aplicar aquí a Marx es la falta de conciencia que expresa tan bellamente María Zambrano: “el conocimiento es una forma de amor y también una forma de acción, la única quizá que podamos ejercitar sin remordimientos en los días que corren; la única cuya responsabilidad esté en proporción con nuestras fuerzas”.
Ya sólo quisiera insistir en la importancia del texto de Guattari para la reflexión acerca de la forma en que podamos afrontar nuestro dilema; dice el italiano: “Todas las definiciones existentes de la vanguardia, de la función de los intelectuales revolucionarios, de los cuadros, del militantismo de masa, etc., se deben cuestionar. Apuntemos en particular que los análisis de Gramsci relativos a la división del trabajo entre los intelectuales y los militantes, por interesantes que sean, no nos parecen hacer progresar la cuestión de manera decisiva. Uno recuerda que él esperaba de la constitución de “intelectuales colectivos” la enunciación de una teoría que se volvería “la carne y la sangre del proletariado”. Es evidente que lo que nosotros hemos designado a través de la expresión de agenciamiento colectivo no podría coincidir con esta nueva raza de “intelectuales orgánicos de la clase obrera”.
Insisto en creer que la vía no es un programa, sino el camino que se hace al andar (perdonadme otra cita: «Ama y haz lo que quieras», Agustín de Hipona)
Saludos.
21 febrero, 2014 a las 10:30 #7302idea21
ParticipanteMuchas gracias a Eugenio por los textos que me señala. Veré de echarles un vistazo este fin de semana.
21 febrero, 2014 a las 10:42 #7303idea21
ParticipantePor cierto, que según el paleantropólogo Ian Tattersall, es precisamente una evidencia arqueológica hallada en España la que nos da casi la certeza de que las pautas del comportamiento humano están mucho más cerca de la del chimpancé que la del bonobo (simio feliz, poco agresivo y que practica cierta igualdad sexual)
http://es.wikipedia.org/wiki/Cueva_del_Sidr%C3%B3n
http://terraeantiqvae.com/profiles/blog/show?id=2043782%3ABlogPost%3A90640&page=1
Los restos de Neandertal son una familia completa que fue masacrada, despedazada y comida. Y, además, las hembras venían de fuera, lo que quiere decir que eran patriarcales o patrilocales (los chimpancés y los humanos somos de los pocos mamíferos en los cuales los machos permanecen en el grupo y las hembras son traidas de fuera, de grado o a la fuerza)
Lógicamente, si los Homo Sapiens prevalecimos sobre los Neandertal, que eran físicamente más fuertes, es porque éramos todavía más agresivos que ellos (de hecho, no sabemos si quienes mataron a esta familia eran Homo Sapiens o Neandertales)
21 febrero, 2014 a las 15:43 #7306
Eugenio-NavarroParticipanteGracias a ti, Idea21.
Yo también le echo un vistazo a tu recomendación.
Un saludo.
24 febrero, 2014 a las 9:59 #7340idea21
ParticipanteMuchas gracias Eugenio por haberme presentado los textos que se indican en tu post, especialmente el de Guattari. Reconozco que no soy para nada un experto en el vocabulario de sociología, así que temo haberme perdido buena parte del contenido. Por otra parte, la temática, la época en que se escribió el texto, el origen francés y las referencias al “deseo” me han recordado un poco la sátira de “Las partículas elementales” (soy bastante houellebecquiano, qué le vamos a hacer). Con todo, me han interesado los conceptos de “semiotización” y “territorialización”.
Creo haber entendido que el texto hace referencia a alternativas anticapitalistas autogestionarias, y en ese sentido quizá guardaría puntos de coincidencia con lo que César Rendueles escribe en su “Sociofobia”, tanto en lo de la ética del cuidado como en lo del anticapitalismo, aunque no he encontrado nada que me haga pensar en lo que “Sociofobia” dice de la “ética del compromiso” y la “conducta cooperativa reglada”. Pero no quiero hundirme en vaguedades que pueden tener como origen mi incomprensión del texto, tanto del de Rendueles como de éste.
La autogestión solo puede resultar de un proceso continuo de experimentación colectiva que, al tiempo que toma las cosas siempre más adelante en el detalle de la vida y el respeto de las singularidades de deseo, no será por ello menos capaz de, poco a poco, asegurar “racionalmente” tareas esenciales de coordinación a los niveles sociales más amplios.
A mi modo de ver, tal vez pueda explicarse mi problema (porque no puedo hablar más que de mí mismo…) en que yo ni estoy seguro de que las meras singularidades del deseo puedan coexistir en un mismo proyecto de cooperación humana, ni que tampoco podamos estar seguros de que nuestra concepción del deseo en el momento en que planificamos acciones con vistas al futuro vaya a coincidir con el deseo de quienes habrán de vivir en ese futuro.
A ver si me explico: un niño inteligente de diez años puede experimentar deseo e incluso imaginar un proyecto de vida futura… pero también puede concebir que cuando tenga treinta años, aunque seguirá siendo él mismo, ya no serán los mismos sus deseos.
De la misma forma, yo puedo saber que el capitalismo es malo porque es inmoral y contrario al ideal humano de extrema confianza y extrema cooperación. Se podría decir incluso que el capitalismo “no es cristiano”, que lo que es malo es malo, y no es mejorable. Aunque el capitalismo sea leve, igual que una gripe puede ser leve, no deja por ello de ser una enfermedad (pero una cosa es ver el capitalismo como algo «malo» y otra es verlo como una «maldición», dotado de una malignidad que es fruto de una intencionalidad a la que se le asigna un sentido dramático y protagonista, separado de un conjunto global de malignidades)
Y a la hora de crear una alternativa anticapitalista, ¿estaría yo dispuesto a aceptar el cambio en mis propios deseos? Porque mi voluntad de ayudar a crear un “mundo mejor” es meramente abstracta… y no tengo en cuenta que las transformaciones sociales podrían ser de tal magnitud que probablemente no sobrevivirían muchas de las compensaciones de la vida cotidiana, de lo que hace hoy mi vida interesante, ilusionante y amena.
Por ejemplo, ¿y si un mundo futuro paradisiaco implica la desaparición de la propiedad privada, la criminalidad, los ejércitos, el daño al medio ambiente, la sociedad de consumo, las supersticiones, las religiones, el estatus, la competitividad… pero también la desaparición del arte, la familia, el nacionalismo, los medios de comunicación, los bares y restaurantes, la misma idea del ocio, nuestros hábitos sexuales?
Esto, en mi opinión, solo puede parecer fantástico para quien no tiene una visión antropológica correcta de la vida humana. Recuerdo el caso de un antropólogo que una vez mantuvo una relación amorosa con una mujer prehistórica (una “recolectora”… porque los “cazadores-recolectores” son solo los varones) a la que llevó al mundo moderno. Iban en el coche a un centro comercial y al ir a aparcar justo entonces apareció un policía y les dijo que ahí estaba prohibido y tenían que hacerlo en otro lugar que les indicó. La mujer quedó indignada por la falta de hombría de su acompañante, ¿cómo consintió que le ordenaran lo que tenía que hacer?, ¿por qué no se enfrentó al ofensor? Para un cazador-recolector ese tipo de incidentes son cruciales en su cultura, mucho más dependiente del instinto que la nuestra.
Y fíjate que traigo esta anécdota a colación por esto que escribió Rendueles en su libro
el igualitarismo profundo cree que ciertos niveles de desigualdad son aberrantes y nos impiden a todos llevar una vida buena, con independencia de la situación relativa de los que peor están o de nuestra propia situación personal.
No sé si César Rendueles sabe (supongo que sí) que el igualitarismo es tan instintivo como el deseo de dominación masculina, la creencia en seres sobrenaturales, la agresividad o el miedo a las serpientes. Lo menciona el primatólogo Frans de Waal en su libro “La edad de la empatía”: los chimpancés también son igualitarios, son capaces incluso de matar si ven que uno de sus congéneres se privilegia aunque las necesidades de todos estén perfectamente cubiertas (es decir, aunque todos lleven “una vida buena”). De hecho, el “juego del ultimátum”, http://es.wikipedia.org/wiki/Juego_del_ultim%C3%A1tum , demuestra cómo en ese sentido la actitud del ser humano es tan irracional como la del chimpancé. Y tan irracional como la actitud de la mujer prehistórica cuyos controles culturales a la agresividad son de un tipo diferente al nuestro (aunque no tan diferentes, por cierto, de los de un hampón, tipo Tony Soprano…).
De forma que hoy, en pleno siglo XXI, creo que es ya la hora de plantearnos la idea de que un “mundo mejor” podría ser, en efecto, espectacularmente mejor en lo material si somos capaces de utilizar la tecnología de forma eficientemente cooperativa… pero que eso exigirá también aplicar una “tecnología psicológica” partiendo de la realidad de la naturaleza humana y no de la imagen distorsionada por nuestra cultura actual que hoy tenemos de ella.
Yo sí creo en el Paraíso, pero no será un paraíso de la clase obrera ni de los ciudadanos modernos y estupendos de hoy… porque en el Paraíso solo pueden vivir ángeles. E igual que el hombre histórico ha tenido que acostumbrarse a vivir sin la dependencia de los instintos primarios del hombre prehistórico, y ha tenido que irse desprendiendo del honor, de la masculinidad, de la sujeción a las tradiciones mágicas y de los vínculos familiares compulsivos, también me parece que el ser humano “poshistórico” tendrá que desprenderse asimismo de valores que hoy nos parecen inmejorables como la libertad, la dignidad, la igualdad, la solidaridad y hasta la felicidad.
¿Quiere eso decir que serán esclavos, humillados, oprimidos, egoístas y desgraciados? No, desde luego, pero es posible que, en lugar de eso, sean devotos (y no libres), humildes (y no dignos), altruistas (y no igualitarios), misericordiosos (y no solidarios) y beatos (y no felices). Las diferencias psicológicas son enormes.
Mi idea es que las transformaciones sociales no pueden disociarse de las transformaciones psicológicas. Y eso, reitero, no tiene que ver con “cambiar al ser humano”, porque no debemos dejar de ser “hobbesianos”: el homo sapiens no cambia (salvo que utilice la tecnología “transhumanista” en el lejano futuro), lo que sí cambia, y da frutos espectaculares, es el control cultural, el control del instinto, la percepción transformada de las relaciones con los semejantes mediante la interposición de filtros psicológicos: imágenes, símbolos, ideas, experiencias… ¿semiotización?
Pero semejante transformación no será nunca política. La política (de izquierdas), a lo más, permite establecer en el mundo de hoy un proyecto de mundo futuro visto desde la perspectiva del mundo de hoy. Eso me parece que era el marxismo, y ya fracasó.
-
AutorEntradas
- Debes estar registrado para responder a este debate.