DANIEL INNERARITY Y LA OCEANIFICACIÓN DEL MUNDO

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#VídeoReseña de «Un mundo de todos y de nadie» por @AntonioAdsuar

RESEÑA DE ESTE LIBRO DE ENSAYO: DANIEL INNERARITY Y LA «OCEANIFICACIÓN DEL MUNDO»

*Por Antonio Adsuar

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Innerarity, Innerarity, Innerarity. Este nombre hacía como un par de años que revoloteaba, que venía a mi mente esporádicamente (¿quizás por ser tan particular?, ¿será irlandés?). Duraba como un segundo pero sabía que era un tema pendiente. Sus artículos en “El País”, la recomendación contumaz de Emilio Martínez, miembro del equipo de librosensayo.com, y finalmente, las palabras de Bernat Ruiz en la librería LAIE de Pau Claris de Barcelona terminaron por convencerme.

 Así fue como nos embarcamos en la lectura de este libro de ensayo “Un mundo de todos y de nadie: piratas, riesgos y redes en el nuevo desorden global” que desde luego no nos ha decepcionado, si bien en mi opinión el texto decae algo pasadas las sesenta primeras páginas para retomar su intensidad y despegar de nuevo en las conclusiones.

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Para mi insertarme en el mundo de Innerarity ha significado revisitar dos cosmos pasados y queridos. Por una parte, el de la filosofía política, que tuve la suerte de morar de la mano del profesor José Luís Villacañas, mi maestro de ahora y de siempre, en la facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. Las constantes referencias del autor a Kant. Carl Schmitt, Hobbes y Grotius dejan claro cuales son sus referentes, los anclajes que le ayudan a pensar la globalización. En segundo lugar, todas las reflexiones del filósofo vasco sobre la necesidad de transcender las formas de vida nacional para refundar la política de la humanidad me han recordado intensamente al máster sobre Integración Europea que cursé no hace tanto en la Universidad Oberta de Catalunya. Y es que, aunque Innerarity no hable muy directamente de la UE, todo su proyecto cosmopolita tiene, a mi modo de ver, en esta unión supranacional un ejemplo de las posibilidades e insuficiencias de los intentos de los hombres por fundar una comunidad más allá del Estado-nación.

Pero adentrémonos algo más en el laberinto global sin soltar, eso sí, del todo el hilo de Ariadna que nos desliza sutilmente Daniel Innerarity.

1.El problema: Un mundo de todos y de nadie

Comencemos por el principio. El autor inicia su reflexión planteando el problema de forma clara: vivimos en un mundo en el que cada vez hay más asuntos que afectan a todos pero de los que nadie puede o quiere encargarse. En un universo-tierra absolutamente interconectado las acciones de “los otros” repercuten en nuestras vidas de forma radical. En la sociedad de riesgo (Ulrich Beck) aparece un gran problema político central: la organización de lo inestable. Ésta pasa por la gestión de la ignorancia y por la superación de divisiones políticas obsoletas. Debemos civilizar la globalización.

Pero, Dios mío, ¿qué es lo que ha pasado para que hayamos perdido de vista nuestras certezas más básicas, para que el mundo se haya vuelto ancho, difuso e ineludible. La economía ha pasado por encima de la política. El mundo-casino se impone cada día a unas sociedades asustadas que no pueden poner barreras a aquellos que se mueven más allá de las fronteras. Se está configurando un mapa incompleto, con zonas de soberanía ambigua, espacios de difícil regulación y responsabilidades vaporosas, nos dice Innerarity.

Los paraísos fiscales son un ejemplo claro de este mundo de todos y de nadie, de esta zona gris en la que se regodean los poderosos, lejos de lo político, del control de las soberanías democráticas. Se está desarrollando una especie de capitalismo sin propiedad basado en unos flujos financieros gaseosos que desgobiernan las estructuras sociales más básicas. Vivimos una “desterritorialización de la realidad”. Discernir entre lo público y lo privado se hace cada vez más difícil. El espacio ha perdido su tradicional valor de barrera y protección y los estados ya no tienen el poder exclusivo en el interior de sus territorios. Si el espacio está “deslimitado” los conceptos “dentro-fuera” ya no sirven para gobernarlo

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2.La “oceanificación del mundo”, metáfora de un cosmos gaseoso y en quiebra

En la parte más evocadora y seductora de su texto Innerarity nos ayuda a entender estas mutaciones abordadas más arriba, sumergiéndonos en una potente metáfora acuática. Literalmente nos dice que “la tierra firme se encuentra ahora en la periferia de un mundo líquido”. Lo líquido (Bauman) ha pasado a imperar. Lo terrestre, caracterizado por las formas estatales, garantes de la propiedad y de la seguridad, cede ante lo acuático, lo oceánico, marcado por su carácter escurridizo y liberal

El mundo limitado y tangible se resquebraja y su hundimiento nos lleva a vernos rodeados por una corriente agua ubicua que nos arrastra hacia un ecosistema carente de fronteras y asideros. Si el moderno Estado-nación surgió contra el desorden del mar la “oceanificación” del globo nos hace resbalar hacia un destino inconcreto pero no por ello menos real.

Y sabido es que el mar es tierra de piratas. El nuevo mundo parece estar reconfigurándose en base a modelos arcaicos. El pirata no es el enemigo de un país, es aquel que cuestiona el orden terrestre, la idea misma de soberanía. El bucanero global de hoy actúa en un “espacio sin testigos, en el vacío moral” (Sloterdijk). La táctica del corsario siempre ha sido una y la misma: emboscarse lo más cerca de los flujos mercantiles y lo más lejos de los centros político-militares. ¿Es el bróker global, a lo Lehman Brothers, el nuevo pirata del siglo XXI?. Y es que en cualquier sitio se está hoy cerca de los circuitos económicos y lejos del poder político. Llegados a este punto, se pregunta el pensador vasco: “¿cómo protegerse en espacio ilimitados, en un mundo de redes, flujos y conexiones?”.

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Nuestros antepasados comprendieron que para luchar contra la piratería solo era eficaz entender la necesidad radical de la jurisdicción universal. Las naciones se coordinaron para gobernar el mar, para llevar la política a los etéreos reinos de lo líquido.

3.Los otros no existen: ¿hacia una única humanidad?.

Como siempre sucede la parte en la que el autor propone soluciones e ideas fuerzas para sobreponerse a las dificultades es la más polémica y cuestionable de toda la obra. Cuando abandonamos el cómodo terreno del diagnóstico hemos de ser valientes e Innerarity lo es aunque, como veremos, su vías de escape del laberinto no dejen de ser parciales y en ocasiones contradictorias.

Si el mundo se vuelve líquido el derecho debe ser más fluido, más marítimo, más isomórfico con su objeto, con la sociedad a la que pretende re-regular. Esto pasa por superar el Estado-nación. Hemos de protegernos de aquello que nos protege ineficazmente, de un corsé político que realmente nos impide avanzar y gobernar los riesgos globales de forma solvente. Hemos de dejar de ver la frontera como límite jurídico-político natural y pasar entenderla como un lugar de comunicación y demarcación. Aparece la frontera-red, los límites se evaporan.

globalizaciónYa no existen asuntos extranjeros, como dijo Martin Shaw “there are no others”. “La pregunta más difícil y al mismo tiempo más exigente es: ¿quiénes somos nosotros?” afirma Innerarity. La palabra “nosotros no nombra una realidad, sino un problema”. “La única concepción del nosotros que me parece legítima es la de un nosotros siempre habitado por huéspedes”, asevera también el filósofo. Por resumir la idea aún más hemos de cuestionar nuestra visión de la comunidad política a la que pertenecemos para problematizarla: “Nosotros casi nunca somos todos”.

Si queremos sobrevivir como especie hemos de fundar un nuevo espacio público mundial, un nuevo sujeto político global: la humanidad. El gran desafío de los derechos humanos es el descubrimiento de la humanidad más allá de la nación. Deberíamos plantearnos desligar la ciudadanía de la estatalidad o desnacionalizar los derechos.

Pero los que hemos pensado la política sabemos que los procedimientos, el cómo se llevan a cabo estos complejísimos procesos de concertación y refundación de la comunidad, son fundamentales. ¿Qué propone Innerarity al respecto?. Según el autor descubrir que la humanidad va más allá de la nación pasar por relativizar el concepto de soberanía y poner en el centro de nuestra acción el de responsabilidad. Aquí el pensamiento del filósofo vasco, que es consciente de los límites de la política en un contexto de democracia mundial inexistente , se vuelve en mi opinión algo tecnocrático.

Porque para Innerarity un “kratos”, un poder, puede fundar un “demos”, un pueblo, una comunidad política. De nuevo viene a mi mente el proceso de construcción europea (que defiendo en sus resultados y forma dicho sea de paso a pesar de sus insuficiencias) que ha sido conducido de esta forma por unas élites muy conocedoras de la falta de voluntad política inicial de los llamados “pueblos de Europa”.

Para Innerarity “ la idea de la soberanía se opone a la de responsabilidad” y “el principio de responsabilidad se impone sobre el principio de autonomía”. Citando a un tal Wilke respalda nuestro autor otra afirmación polémica: “en los procesos globales hay poco lugar para la democracia pero mucho espacio para la legitimidad”.

En un deje Hobbesiano, Innerarity considera que el miedo es la pulsión que está tras la organización social: cuando surge el problema se crea el sujeto político para solucionarlo, y no al revés. Nos enfrentamos a dilemas globales como el cambio climático que nos obligan a crear un nuevo sujeto político, la humanidad. Esta tarea es hercúlea, es un “imposible necesario” (Ballibard).

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Consciente tanto de sus límites como de las enrevesadas condiciones de posibilidad del proyecto que propone, Innerarity concluye en libro con una brillante contradicción que sirve para evidenciar de nuevo la sutileza de su pensamiento: “No hace falta que nosotros seamos todos(algo que no es ni posible ni bueno) pero deberíamos mantener siempre activa la pregunta de si somos todos los que estamos y estamos todos los que somos”

Este es el camino, esta es la maldición de la política, actividad humana y por lo tanto imperfecta por antonomasia. Hemos de agradecer a Daniel Innerarity que nos haya ayudado a subir sobre sus hombros y asomarnos un poco para ver por encima del muro del laberinto. De nosotros depende llegar al centro, matar al minotauro global y salir airosos y triunfantes.

 

Antonio Adsuar

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Soy fundador e impulsor principal de librosensayo.com. Licenciado en historia por la Universidad de Alicante y doctor en filosofía por la Universidad de Murcia, tras hacer un máster en gestión cultural en la UOC descubrí la tremenda transformación que estaba viviendo la industria editorial, el mundo del libro y la cultura escrita en general con la llegada de internet.

Tras 8 meses de concepción y puesta en marcha del proyecto creamos con un grupo de amigos librosensayo.com en mayo de 2013. La idea básica era sencilla: construir un sitio abierto y colaborativo para reflexionar sobre el futuro de las industrias culturales centrándonos en repensar la industria editorial, el periodismo, la educación y el futuro de la sociedad conectada, ayudados por la aproximación a textos de sociología sobre la cultura y el consumo en la sociedad contemporánea.

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Boceto de Daniel Innerarity

Innerarity coolDaniel Innerarity es catedrático de filosofía política y social, investigadorIKERBASQUE en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática (www.globernance.org). Ha sido profesor invitado en diversas universidades europeas y americanas,recientemente en el Robert Schuman Centre for Advanced Studies del Instituto Europeo de Florencia. Actualmente es profesor visitante en la London School of Economics. Doctor en Filosofía, amplió sus estudios en Alemania, como becario de la Fundación Alexander von Humboldt, Suiza e Italia.

Fuente: http://www.danielinnerarity.es/

 

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