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Antonio Adsuar.
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30 noviembre, 2015 a las 17:46 #13972
Antonio Adsuar
SuperadministradorSaludos amigos,
¿Qué tal?. Os propongo este mes de diciembre navideño dos cuestiones para debatir de la mano del análisis del libro «La máquina de contenido»…
1.En la era red…¿de verdad será capaz la edición de prosperar en base a modelos de negocio digitales similares a los que financian Google o Facebook?
2.Si el editor pasa sobre todo a ser un curador de «contenidos generados por los usuarios» que encontramos en la red,¿No provocará este hecho una disminución de la calidad de los textos y dejaremos de lado escritos más trabajados y más de largo aliento?
*Como veís, trato de poner en cuestión las propias tesis del autor del libro que yo mismo defiendo en la reseña de «La máquina de contenido», que podéis consultar aquí
*Os recuerdo que, solamente por participar, ¡ganaréis 30 puntos en dinero LUC!, nos leemos 😉
10 diciembre, 2015 a las 21:47 #14001Armando
ParticipanteHola, en el tema de este mes no estoy muy puesto, no pertenezco al mundo de la edición y tengo poco conocimiento de él. Pero como «consumidor» de este mercado, visto desde fuera, creo que los editores deberían aprovechar las tecnologías más de lo que se aprovechan ahora para acercarse a sus lectores. Fomentar un acercamiento a sus obras a través de mini sites, mucha proyección en las redes sociales, blogs y foros en los que interactuar con lectores, etc.
Por otro lado, tengo que decir que defiendo todo el proceso editorial, es absolutamente necesario en un punto donde está ganando mucho terreno la autopublicación. Creo que le otorga una calidad imprescindible en un tiempo donde cualquiera puede subir a la red textos, muchos de los cuales no tienen unos mínimos en corrección, estilo, veracidad, etc. Es el filtro que nos hace llegar obras adecuadas, interesantes, y que evitan que perdamos tiempo leyendo textos inútiles o poco correctos. ¿Que la edición debe adaptarse a los tiempos, los nuevos formatos, las nuevas formas de lectura? Por supuesto. Pero sin perder la función de ofrecernos lo mejor para nuestro gozo lector. ¿Curación o muerte? Adaptación diría yo.
Realmente no se si lo que acabo de decir está dentro del tema del mes, pero dicho queda, jejeje
Saludos
17 diciembre, 2015 a las 1:25 #14020Juan Pablo
ParticipanteEl tema es en sí mismo interesante, y el libro también, pues apunta a posibles caminos por los que irá «ordenándose» (quizá) el desorden que ha provocado el mundo digital con respecto a la cultura (apertura, acceso). Tal como lo veo, hay en la actualidad dos procesos que son simultáneos pero no igual de productivos. Por un lado, el desarrollo de programas o bases de datos cada vez más sofisticados para indexar u ordenar el conocimiento existente en la red. ¿Problema? La volatilidad de la misma red. En el mundo académico se intenta paliar esto dando números DOI a los artículos publicados, o creando un perfil de autor en ORCID que asegure la identidad del autor. Pero tanto DOI como ORCID son empresas privadas, lo cual en sí mismo no tiene nada malo, salvo que pueden cerrar o ser vendidas en cualquier momento, con lo cual… al traste con la pretensión de dar estabilidad.
El otro proceso, más apasionante quizá, es la constante generación de contenido a nivel de usuarios. Evidentemente, como lleva diciendo Antonio en varias reseñas ya, la cultura peer-to-peer provoca una menor calidad y pulcritud en lo escrito (lógico, por otra parte, cuando se está produciendo texto cada día). Yo diría más. Si se escribe peor no sólo es porque se escriba más sino porque –así lo vemos al menos quienes estamos en educación– el conocimiento día a día pierde el lugar privilegiado que ha tenido en nuestra cultura epistemocéntrica, a decir de Antonio Campillo en Tierra de nadie. Pensar (en) la sociedad global (Herder, 2015). El conocimiento deja de ser algo que se busca porque sí y se transforma en una herramienta con que resolver problemas, adquirir destrezas o desarrollar inteligencias múltiples, pero no como algo valioso que enriquezca a la persona para todo eso (o para más). El learning by doing se impone y quizás abra perspectivas que hoy no sospechamos para la creatividad y la producción de material nuevo. A muchos nos apena que el conocimiento se fragmente y encapsule para ser consumido e instrumentalizado, pero no basta con la pena: hay que dar razón de por qué esto es o puede ser problemático. Han lo lleva diciendo en varios de sus ensayitos, pero no es el único: el conocimiento (teórico) ilumina el mundo antes de comprenderlo, pero el conocimiento aplicado no ilumina el mundo sino sólo partes perfectamente delimitadas. Y sin amplitud de miras, la reforma o el cambio necesarios para vivir humanamente se hacen cada día menos posibles.
¿Qué papel debe, entonces, jugar un editor? Tal como lo veo, pescar allá donde pueda textos que ayuden a comprender el mundo, vengan de donde vengan. Y procurar que puedan ser entendidos no sólo por el autor sino por la comunidad entera. De modo que sí, hará falta pulido y revisión. Y seguramente (re)surgirá, entonces, la figura del corrector, ese tipo que, en la sombra, arregla las frases incomprensibles, sugiere cambios, llama la atención sobre contradicciones, etc. (yo lo he hecho ya en dos libros escritos… por profesores universitarios, ahí es nada).
¡Qué apasionante pinta el futuro de la edición!
27 diciembre, 2015 a las 22:35 #14066Antonio Adsuar
SuperadministradorSaludos amigos,
Feliz navidad a ambos y gracias por participar en este debate. Aprovecho una pausa de los jaleos navideños para comentar algunas ideas.
Como dice Armando los editores tienen que aprovechar mejor las oportunidades de las TIC para acercarse a los lectores. Es evidente que en el campo de márketing digital de libros las editoriales han de avanzar aún mucho.
Pero más allá de que se use más internet para difundir los libros y la lectura la clave la apuntáis ambos cuando habláis del dilema del filtrado de contenidos.
Creo que toda la intervención de Juan Pablo sugiere la clave: el nuevo mundo red genera un conocimiento flujo, actualizado constantemente, precario y desordenado. El viejo paradigma del conocimiento basado en verdades inmutables, en una visión que recogía más o menos la antigua idea de “la verdad” como “Adaequatio rei et intellectus” está en crisis.
Me alegro de enterarme por las palabras de Juan Pablo del tema que trata el libro de Antonio Campillo, que fue profesor mío casualmente en la Universidad de Murcia. Podremos este texto en “libros recomendados”, ¡desde luego!. Todo este debate me recuerda mucho al excelente escrito “La democracia del conocimiento” (Paidós) de Daniel Innerarity.
Entonces, ¿cuál es el papel del editor en un “mundo wikipedia”?, en un contexto en el que la cultura epistemocéntrica que se mencionaba, cotiza a la baja. De nuevo la clave está en las palabras de Juan Pablo cuando dice que “el conocimiento aplicado no ilumina el mundo sino sólo partes perfectamente delimitadas. Y sin amplitud de miras, la reforma o el cambio necesarios para vivir humanamente se hacen cada día menos posibles”.
La muerte de los grandes discursos, la pérdida de fe en el proyecto de la ilustración, viene lógicamente de la mano del declive del editor como figura que ordena el mundo de lo publicado y del conocimiento en general. El “ecosistema enciclopedia” cae y el “User Generated Content” de Wikipedia se impone. En este contexto son los algoritmos de los informáticos los que organizan el saber pero, como denuncia Juan Pablo, sin amplitud de miras, estructurando todo entorno a un positivismo trasnochado que defiende que las sociedades serán organizadas por el “big data”. ¿Este supuesto fin de la política, esta postergación de lo humano, no esconderá en general las decisiones de una élite que no quiere seguir rindiendo cuentas de sus actos?…
No sé si me he ido demasiado del tema, puede que sí, ejejeje…Simplemente diré para terminar que reinvindico la necesaria humanización de la red y creo que esta pasa por que los editores sigan interviniendo en los procesos de ordenamiento y puesta en valor del contenido.
Os dejo, para terminar, un libro que tengo pendiente que puede iluminar el debate
¡Un saludo!
28 diciembre, 2015 a las 13:29 #14081David
ParticipanteSaludos a todos,
Os escribo aquí unas reflexiones, lamentando la prisa, pero son a modo de pinceladas sobre un debate (el del editor) en el que poco puedo añadir. Como comenta Antonio, creo que el libro de Campillo va a requerir un comentario en profundidad. Hay que agradecerle al autor que en medio de estos tiempos de acelaración política y electoral se haya detenido a pensar las articulación entre las diferentes esferas de acción humanas. La cuestión sería si todavía resulta posible pensar bajo cierto cosmopolitismo…
En este sentido, espero también con ansia, tu comentario sobre el bestseller de Padgen que imagino continúa en la línea de La Ilustración y sus enemigos, en donde se hablaba de cierta recuperación estoica de aquella. En el fondo mi cuestión es, y tiene que ver también mucho con el texto de Campillo, es si todavía podemos seguir pensando bajo este ideal ilustrado. En verdad, la concepción armónica de la red que aquí se ha hablado, a lo Castells, debe todavía mucho a esa concepción. Pero verdaderamente la red, los que esconde son nodos fríos ni siquiera unidos por un intereés compartido, cómo sería una comunidad, etc. Creo que Juan Pablo da en la tecla plantea un concepción ilustrada que es consciente de su propio fracaso (de su propia tarea) pero que sin embargo no se debiera sentir decepciona por lo conseguido. Quizá el editor debería pensarse por ahí…
Un abrazo, D.
29 diciembre, 2015 a las 17:07 #14087Conchi
ParticipanteHola, felices fiestas a todos LUCS!
Yo quería decir una cosa acerca de la pérdida de la verdad. Si no hay una «verdad» hay verosimilitud, pero esto nos pierde en el mundo de las ideas, nos hace ambiguos y pienso que nos volverá «locos». Precisamente creo que el papel del editor es el separar lo que es editable de lo que no lo es «todavía». Creo sinceramente que el editor clásico se ha perdido en la maraña del mercado o del criterio del «todo vale si vende». El fin no justifica los medios, nunca. Así estamos en la edición reventando el mercado con miles de títulos pero no aportamos ideas a las cabezas lectoras y así cada vez la lectura pierde posiciones ante otros ocios más «facilones».
La verdad de cada industria existe, vayamos tras ella, dejemos los cantos de sirena -contenidos poco serios, poco trabajados, poco literarios- y volvamos a redescubrir que el el libro con contenido. Claro que todo el mundo puede participar pero el editor debe dictar sus reglas para que los usuarios no pedaleen sino que los usuarios enriquezcan las ideas del editor sobre una nueva colección, un nuevo proyecto editorial, un nuevo libro…
No se igual soy idealista al pensar que esta es una posible solución pero la veía tan clara que quería comentarla con vosotros.
4 enero, 2016 a las 23:41 #14100Norah Savir
ParticipanteEs ya palpable que las nuevas tecnologías han cambiado las formas de comunicación y difusión de conocimiento, el intercambio de información se ha vuelto más participativo e interactivo. Algunos lo llaman la democratización de las redes pero esta incipiente libertad de crear tiene sus riesgos. Por esta razón estoy de acuerdo con Armando, aquí el editor tiene que adaptarse a las circunstancias que le acechan en la era d la información y posicionarse como garante de la calidad de contenidos. ¿Por qué académicamente no es válida como fuente ciertas páginas web? porque no hay ningún aval de que lo que se expone sea veraz, en cambio, detrás de un libro siempre hay un equipo que responde por él.
Así pues, el editor del siglo XXI debe alzarse no sólo como garante sino como moderador de la interacción en ciertos ámbitos de Internet. De esta forma, no sólo disminuye el riego que conlleva la participación caótica que mencionábamos antes sino que se reduciría la volatilidad de la red, es decir, el contenido de calidad quedaría preservado y protegido por la figura del editor. Para mí, las funciones del nuevo editor no terminarían aquí sino que gracias a las técnicas del marketing digital el editor difundirá a ámbitos más amplios la información previamente seleccionada.
Ahora bien, ésta es una idea visionaria de lo que devendrá el editor, creo firmemente que así será pero aún nos faltan las herramientas para que se haga efectivo. Comparto con Antonio la visión de que el editor tiene el papel de devolver la Ilustración a la red, hecho que ya hace mucha falta porque hay veces que da la sensación que el usuario camina sin rumbo por el vasto mundo de la red sin encontrar lo que realmente busca o topándose con caminos erróneos. Por esto mismo, el editor que se cree comerciante antes que guía en la vertiente tanto de la publicación en papel como en la digital es caer en un fallo en perjuicio de la comunidad virtual. Como bien afirma Conchi, «no todo vale si vende».
De este modo, hago recaer sobre los hombros del editor una gran responsabilidad sin existir, aún, un manual de instrucciones para poder estar a la altura. Aún así, ahora ya sin argumentar y como un acto de fe, pienso firmemente que será este sentido de la responsabilidad el que hará que el editor encuentre los medios para construir un verdadero sistema democrático en Internet.
5 enero, 2016 a las 14:53 #14101Armando
ParticipanteVolviendo a este foro tras todo el ajetreo navideño, y leyendo con el detenimiento necesario las respuestas, no puedo estar más de acuerdo. Como ya dije, confío plenamente en el proceso editorial como garantía de calidad en los textos. Por eso quería compartir mi experiencia en algo que he observado durante un tiempo.
Y es la proliferación de seguidores en Twitter con la única finalidad de promoción de su libro, ese libro que ellos mismos han escrito, ellos mismos venden y ellos mismos promocionan. Cada vez que me ocurre esto me pregunto ¿Por qué tengo que leer este libro? Un libro que no ha seguido un proceso editorial, que no se ha revisado, corregido, aconsejado cambios, o directamente rechazado, por parte de profesionales del mundo de la edición y del que no tengo garantías de calidad.
Hoy en día existen los medios para prescindir de todo ello y hacerse un «Juan Palomo». Existe un bombardeo continuo de «autopublicados» en las redes. Evidentemente, por ahorro económico, o por evitar el rechazo de alguna editorial (si no han sido ya rechazados previamente). Con lo cual, tenemos un «coladero» considerable de textos erróneos, inexactos, mal redactados, o directamente, voy a decirlo, inútiles.
Como podréis observar, mi confianza en la autopublicación es escasa (por no decir nula). Tengo cierta negación en ocupar tiempo en algo que cuando lo finalice me de una sensación de haber perdido el tiempo, por aburrimiento, por no tener constancia de que lo que se dice es verdad, o por otras muchas causas. Aunque también me queda la sensación de que entre toda la maraña pueda perderme algo que valga la pena de verdad.
Por otra parte, como bien apunta Conchi, no es oro todo lo que reluce. Cuidado con aquellos «editores» (y lo pongo entre comillas) que publiquen lo que sea para vender, que los hay. He seguido una tendencia últimamente, y es la de confiar y apostar por editoriales pequeñas, sobre los grandes grupos plagados de inversores buscando el máximo beneficio económico. Y tengo que decirlo, no me han defraudado.
¡Feliz año a todos!
7 enero, 2016 a las 14:29 #14108Antonio Adsuar
SuperadministradorSaludos amigos,
Recogidos los árboles y guardadas las felicitaciones volvemos al debate sobre el rol del editor. Considero que estamos hablando más bien del editor como persona que avala el conocimiento veraz o la literatura de calidad. Prefiero siempre quedarme en el primer supuesto, poco sé de literatura.
Pues bien, a mi la problemática que más me interesa es la que menciona David: ¿Qué queda del proyecto de la ilustración, pueden las redes «civilizarse» y «ordenarse» según unos ideas humanistas y cosmopolitas?…esta es la cuestión. De nuevo estoy con Juan Pablo cuando afirmaba que la Ilustración, a pesar de sus fracasos, debe seguir siendo el faro. Es, en todo caso, mi posición…
Entonces, partiendo de esta premisa, hemos de situarnos ante la red. Decía Conchi que el editor tiene la responsabilidad de aportar textos enriquecedores para la sociedad. Totalmente de acuerdo…pero, se preguntaba Norah con buen criterio…¿Tiene las herramientas, tiene la formación, está internet lo suficientemente asentada y desarrollada para que podamos comprender cómo se lleva a cabo esta tarea? Seguramente aún no; como dice Jeff Jarvis después de existir la imprenta pasaron unos 150 años hasta que nacieran los primeros periódicos
Decía Norah también: «¿Por qué académicamente no es válida como fuente ciertas páginas web? porque no hay ningún aval de que lo que se expone sea veraz, en cambio, detrás de un libro siempre hay un equipo que responde por él». Esta cuestión también es relevante…Todo el cosmos-libro, por ejemplo cuando hablamos de la enciclopedia, tenía un sistema de avales, de verificadores. ¿Quién sustenta la veracidad y solidez de Wikipedia?, ¿Deberá el editor aprender a aportar valor y organizar-validar el «User Generated Content»?, muchos editores se niegan, ¿Con razón?
Toda esta cuestión la comentaba Armando cuando describía eficazmente el mundo de los autoeditados, muchos de ellos Spammers insaciables. Hoy en día, tengámoslo claro, el agente organizador de la red es Google. ¿Con qué criterios se hace relevante y visible la respuesta a preguntas clave?, ¿Deben los algoritmos organizar el mundo?, ¿Deberán los editores saber sobre todo matemáticas para organizar el conocimiento del siglo XXI?…
Como véis dejo más cuestiones que respuestas, jeje. Quizás estemos cargando demasiado los hombros de los editores como se decía, ¿Qué otros agentes podrían ayudar en esta tarea de «ordenar la red»?…¿y si esta fuera radicalmente postmoderna y caótica y jugara siempre en contar de un proyecto cosmopolita que ya no es posible que exista, como comentaba David?
¡Seguimos amigos!, gran charla digital esta 🙂
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