¿SON MOLINOS?: ROBO DIGITAL Y AXIOMAS EDITORIALES

qijote grande

*Ecos de Sumer, cuaderno de edición escrito por Antonio Adsuar

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Hace unos días que ando por Madrid para surfear casetas y pulsar el ambiente editorial y libresco de la Feria del libro capitalina, a la que asisto hace tres años. A pesar del ajetreo que conlleva participar en las charlas que organiza la feria, visitar editores, librerías y libreros, realizar entrevistas y tomar cañas mesetarias con amigos varios, no quería dejar de escribir este artículo que me dejé medio preparado antes de salir de Alicante.

Hablaré en este post brevemente de otro tema polémico (últimamente me va la marcha, no sé porque): la piratería. Laura Martínez Ajona ya trató el asunto muy recientemente en nuestro blog colaborativo “El sillón de Montainge” (aprovecho para invitar a todo aquel que lea estas líneas a remitirnos una propuesta de artículo aquí) en su magnífica crónica del encuentro en Barcelona “Digitalización y piratería” organizado por el Gremi d’editors de Catalunya.

Para abordar este espinoso y decisivo asunto voy a apoyarme, como vengo haciendo hace un tiempo, en las reflexiones del consultor editorial estadounidense Mike Shatzkin que escribe en su blog “The Shatzkin files” una serie de artículos sobre esta problemática. Su objetivo es relativizar y analizar más allá del tópico esta realidad controvertida como bien indica el encabezamiento de uno de sus posts que titula “Is piracy something the book business need to fear?”.

Veamos porque el americano cree necesario reflexionar y no responder con el instintivo y consabido “SÍ” rotundo a esta pregunta del millón.

A)Un mundo nuevo: letras y pantallas

La piratería cultural se ha incrementado a causa del avance de la digitalización de la sociedad. Esto parece una evidencia: es más fácil que nunca bajarse libros gratis. ¿Quién va a pagar por aquello que puede obtener sin coste alguno?. Parece lógico pensar que un lector que se descarga gratis un libro no lo compra y por lo tanto daña al sector editorial y amenaza la viabilidad de la industria del libro.

En dos entrevistas recientes realizadas por mi mismo para librosensayo.com,el editor independiente Luís Solano y la agente Antonia Kerrigan señalan el prejuicio enorme que este robo de propiedad intelectual esta causando al sector editorial. Por tanto el “problema bucanero” no es sólo denunciado por los grandes grupos sino que es considerado por diversos actores de la cadena de valor como uno de los grandes retos presentes. Hasta aquí las verdades comúnmente asumidas, las afirmaciones rotundas, claras y en apariencia lógicas.

Sin embargo Shatzkin trata de cuestionar estas ideas. Comencemos a analizar su argumento recordando que la lecto-escritura es una tecnología humana que permite almacenar y transmitir conocimiento. Estas formas de difusión cultural están enormemente condicionadas por el soporte en el que se transmiten. Con la llegada del códice y la invención de la imprenta y su posterior consolidación habíamos olvidado que la palabra impresa en el papel no era más que una manifestación posible de estas formas de comunicación basadas en la letra.

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Pero la pantalla ha llegado y está aquí para quedarse provocando un terremoto en el ecosistema lector. El medio es mensaje y a nuestro dispositivo tradicional llamado “libro” le salen soportes competidores que generan un desorden digital (Anaclet Pons) que no debemos connotar negativamente.

Las formas de distribución de la palabra se diversifican, se expanden. Como ha escrito recientemente Joaquín Rodríguez esto puede tener repercusiones muy positivas en un tercer mundo que ha sufrido problemas endémicos que le han impedido disfrutar de libros de papel básicos para la educación de sus poblaciones.

La forma-libro entra en un cosmos de formatos electrónicos, de distribución digital, en un entorno tecnológico complejo y muy diferente al que conocemos. Realmente no estamos capacitados actualmente para prever las repercusiones que este cambio de paradigma va a tener en la lectura y en el sector editorial como negocio.

Sobrevolemos algunos cambios fundamentales relacionados con la piratería y los nuevos consumos de textos: la multiplicación de cacharrería portátil de que disponen los usuarios/lectores nos enfrenta al reto de la “interoperabilidad”, esto es, si vendemos o prestamos un libro electrónico la persona que accede a este contenido desea poder leerlo en su PC, en su tablet, en su móvil, en su e-reader y dentro de poco en la puerta de la lavadora. Esta demanda legítima de facilidad de uso y transferencia del libro-archivo choca con una legítima preocupación de los editores y autores: ¿Cómo se puede limitar la copia ilegal de los contenidos de cuyos derechos intelectuales soy propietario?.

La protección anti-copia llamada DRM pareció ser una solución en un primer momento; no obstante limita en gran medida el uso del ebook por parte de su comprador legal que observa como los libros electrónicos descargados ilícitamente son mucho más manejables al no tener restricciones. ¿Un producto mejor a un coste 0?, ¿cómo se puede competir con esto?.

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También es importante, aunque Shatzkin no trata este tema en profundidad y mi desconocimiento del mismo me invita a ser prudente al abordarlo, considerar otra arista que está en el corazón del nuevo mundo de ebook: la variedad de los formatos. Mientras que el IDPF (International Digital Publishing Forum) ha apostado claramente por el EPUB como un estándar adecuado y universalizable, actores vitales en este mercado como Amazon apuestan por formatos propietarios como el MOBI.

Puestos sobre la mesa una serie de factores iniciales, avancemos para observar porque Shatzkin afirma, a partir de estas ideas anteriores, que esta nuevo entorno en el que la copia y transferencia de libros no tiene porque ser tan mortalmente peligrosa para el editor si este sabe jugar sus cartas.

B)Axiomas editoriales

La piratería hace bajar la ventas”. En la facultad de filosofía nos machacaban en la asignatura de lógica con la noción de axioma. Un axioma es una “verdad evidente pero indemostrable”. Siendo un poco provocador me arriesgo a afirmar que la frase con la que he abierto este subapartado es eso, un axioma.

¿De verdad la copia ilegal de mi libro hace que este se compre menos?. Depende…existen muchos factores a tener en cuenta para responder a esta cuestión. Hemos de tener claro, según Shatzkin, que la respuesta no es “sí” para todos los géneros, ni para cualquier momento o contexto, ni siquiera para diferentes títulos englobados dentro de un mismo género. ¿Qué tipo de usuario me ha robado el contenido?, ¿En qué plataforma lo ha obtenido?, ¿Cómo va a circular este contenido y que otras acciones va a provocar su lectura parcial o total en el propio “usuario corsario” y su entorno más cercano en el que puede ser un prescriptor destacado?. Comenzamos a observar como el panorama se complica y nuestro SÍ categórico ya no grita tanto.

El consultor estadounidense cita estudios realizados ni más ni menos que por la dupla Random House-O’Really que demuestran que si ciertos títulos son sustraídos en formato digital las ventas de papel aumentan. Autores “bestsellerianos” destacados como Paulo Coelho ha comprendido intuitivamente que fomentar las copia ilegal de sus contenidos puede llevar a un incremento de venta.

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También cita Shatzkin un estudio noruego en el que se afirma que los mayores pirateadores de música son también los mayores consumidores legales de esta manifestación cultural en entornos digitales. Dos referencias personales que seguro que muchos de vosotros podríais confirmar o relatar con ligeras modificaciones: tengo un amigo que nunca leía. Pues bien, se ha comprado un e-reader y lo piratea todo…sin embargo su entusiasmo prescriptor ha llevado a otros de la panda que tampoco leían a comprar libros de papel. También conozco varios autores auto-publicados que han probado a regalar sus ebooks y han visto crecer sus ventas por un (supuesto) efecto viral.

El entorno informacional ha cambiado y este es el dato clave. Los libros ahora ocupan un lugar muy diferente del que tenía antes de la era red y compiten con mucho contenido de calidad gratuito. Las estrategias de promoción y difusión de contenidos han de cambiar. Quizás, tal y como afirmaba el director de la Unión de Editoriales Universitarias Lluís Pastor en una entrevista que publicamos en este sitio web, ser copiado es casi un lujo.

C)Un dos tres, empezamos otra vez: “que nada se sabe…”

Todas estas afirmaciones nos llevan a dudar del verdadero efecto de la piratería en el sector editorial. Shatzkin se pregunta: ¿No será la descarga ilegal de contenido en parte un problema de una industria aletargada que no sabe o no quiere responder una demanda digital emergente?. ¿De verdad las editoriales hacen todo lo que pueden para que sus libros estén disponibles en todas las principales plataformas a un precio razonable y a través de una experiencia de compra adecuada?.

Ojo, Mike también nos advierte y nos hace reflexionar sobre las tendencias futuras: si ofrecemos demasiados contenidos gratuitos hacemos bajar el valor percibido de los mismos. Hoy en día no tanta gente está acostumbrada a leer en pantalla y no dispone de e-readers en los que poder disfrutar de una experiencia de lectura satisfactoria por lo que la descarga ilegal puede llevar finalmente a una compra. Sin embargo, esto puede ser “pan para hoy y hambre para mañana”.

lectura en pantalla

Quiero cerrar este post dejando claras algunas ideas básicas: poner en duda el “mantra de la piratería” como causa de todos los males no significa justificar la apropiación ilegal de contenidos por parte de los lectores. Es evidente que la legislación ha de mejorar y que no se puede apoyar a aquellos que piratean cultura. No obstante, tampoco debemos obcecarnos y criminalizar a la sociedad culpándola de nuestra incapacidad para reaccionar y adaptarnos a unos nuevos tiempo en los que la edición “contenido-céntrica” (Santos Palazzi) debe ir mutando hacia modelos más basados en los servicios (Javier Celaya) y más acordes con un ecosistema informacional muy diferente a aquel que dio sentido a nuestro antiguo sector editorial.

Si he conseguido, de la mano de Shatzkin, que haya dejado de quedar claro aquello que estaba claro y he transmitido la necesidad de, en un entorno muy incierto, poner todo en cuestión y apostar por la táctica del ensayo-error me daré por satisfecho.

PD: un libro relacionado plenamente con esta problemática, que tiene muy buena pinta y que me han recomendado muchos amigos y que tengo en casa pendiente de lectura es Piratería: las luchas por la propiedad intelectual de Gutenberg a Gates” de Akal editores.

Antonio Adsuar

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Soy fundador e impulsor principal de librosensayo.com. Licenciado en historia por la Universidad de Alicante y doctor en filosofía por la Universidad de Murcia, tras hacer un máster en gestión cultural en la UOC descubrí la tremenda transformación que estaba viviendo la industria editorial, el mundo del libro y la cultura escrita en general con la llegada de internet.

Tras 8 meses de concepción y puesta en marcha del proyecto creamos con un grupo de amigos librosensayo.com en mayo de 2013. La idea básica era sencilla: construir un sitio abierto y colaborativo para reflexionar sobre el futuro de las industrias culturales centrándonos en repensar la industria editorial, el periodismo, la educación y el futuro de la sociedad conectada, ayudados por la aproximación a textos de sociología sobre la cultura y el consumo en la sociedad contemporánea.

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