LA LIBERÍA REENCANTADA: PODER DE LO FÍSICO E INTELIGENCIA DEL CLIENTE

Volvía del salón Liber de este año pensativo en el AVE de las 15’10h. Me dirigía a Alicante el último día de la feria, el 4 de este …

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Volvía del salón Liber de este año pensativo en el AVE de las 15’10h. Me dirigía a Alicante el último día de la feria, el 4 de este mismo mes. Aunque la mente se me iba a la gala de los premios weblog de la Diputación de Alicante, de la que librosensayo.com era finalista(¡al final no recibimos premio pero estamos muy contentos de que hayan valorado nuestro proyecto!)también me preguntaba qué tema trataría en Ecos de Sumer en el post de la primera quincena.

El año pasado del Liber de Barcelona pude recoger interesantes ponencias de Javier Celaya, Anatomía de la edición o un interesante debate sobre el precio correcto de los ebooks. Este año las charlas han sido flojas. Aunque, al conocer a más gente del sector editorial y pasar más tiempo charlando con ellos, no asistí a casi todas las ponencias como el año anterior, opino que el nivel fue más bajo y desde luego la asistencia de público mucho menor. En 2012 vi mucho editor mediano y pequeño ávido de hacer contactos y aprender habilidades digitales necesarias para sobrevivir. También hice amistad con gente joven como yo que estaba interesada en iniciarse en estos cosmos librescos.

Pues bien, aunque tenía varios temas en mente me he decidido a hablar de las librerías. Es curioso que en unas 40 entradas aún no me haya centrado en analizar esta problemática y en tratar de comprender cómo el cambio de paradigma afecta a los libreros. Desde luego de todos los oficios de la edición, el de librero es el más apreciado desde el punto de vista afectivo tanto por los demás profesionales como por los lectores. Por norma general, no entramos en contacto con los libros al relacionarnos con los editores, autores, traductores, distribuidores…quizás sí conozcamos los títulos gracias a los periodistas, que están contínuamente conversando con los responsables de prensa y comunicación de las editoriales.

Pero, sin lugar a dudas, donde todos vivimos la experiencia del encuentro con estos objetos-dispositivos-de-papel que tanto amamos es en la librería. Realmente yo me acerqué al mundo de la edición en gran parte por mi interés por estos benditos locales llenos de libros. Mi trabajo final del máster de “Gestión cultural” que realicé en la UOC estuvo dedicado a un proyecto de librería cultural en la ciudad alicantina de Elche. La iba a llamar “Atlántida”. Aunque al adentrarme en el estudio del sector pronto comprendí lo quimérico de mi idea de montar un librería y terminé poniendo en marcha una web, aprendí mucho sobre este bello oficio en la investigación que desarrollé por unos meses. Quizás me anime a corregir aquel trabajo y lo publique para compartir mis ideas.

De aquellas lecturas, notas y esquemas que me sirvieron para redactar esta mini-tesis quiero rescatar hoy algunas ideas contenidas en el número 14 de la revista Texturas, editada por Trama. Se titula “Jaque o Gambito, librerías y entorno digital”. Curiosamente(o no tanto)en esta publicación escriben personas a las que he conocido este Liber, como Enrique Redel de editorial Impedimenta o Javier López Yáñez, Director de la feria de Sevilla.

DSC_0601La extinta librería alicantina «Internacional», situada en la calle del ayuntamiento

Pero entremos ya en materia para, haciendo una macedonia de las opiniones vertidas a lo largo y ancho de la revista, proporcionar algunas pistas que nos permitan descubrir la fórmula para evitar la muerte de este espacio mágico, al que tanto debemos, la librería.

1.Una de las claves, como ya hemos comentado en muchas ocasiones(por ejemplo de la mano de Joaquín Rodríguez y Manuel Gil), es pasar de una industria dirigida desde la oferta a una comandada por la demanda. El librero conoce mejor que nadie al lector y debe hacer un esfuerzo para fidelizarlo aún más. Si todo el imperio de empresas como Amazon se asienta en la “inteligencia del cliente” basada en recomendaciones algorítmicas, toda la cadena de valor tradicional necesita apoyar al librero en esta ardua pero imprescindible labor de identificar y conocer al lector para darle un mejor servicio.

2.Si la información y los contenidos en general en el siglo XXI tienden a devenir una “commodity”, algo hiperabundante y prescindible, ya no podemos conformarnos con poner en la mesa de novedades los libros de papel y permanecer jugando al tetris tras el ordenador hasta que el cliente nos traiga el ejemplar para el cobro. Aunque coincido con Bernat Ruiz en que hay un tipo de lector(entre el que yo mismo me encuentro a menudo)que prefiere vivir la experiencia de compra como un auto-servicio y no ser abordado como sucede en muchas ocasiones en las tiendas de ropa, sí hay muchas formas de reforzar el trato humano que nos distingue de puntos de venta masivos(Carrefour, FNAC, Corte Inglés): prescripción realmente personalizada a los clientes que la demanden y relación y consejos lector-lector, por ejemplo.

3.Abundando en la idea de ya citado artículo de Javier Celaya, el librero debe dejar de basar exclusivamente su negocio en la venta de productos. La organización de presentaciones, tertulias, lecturas dramatizadas, actividades ligadas a la literatura infantil y juvenil, encuentros con los autores y clubs de lectura pueden ser formas de reforzar esta vinculación del lector con el equipo humano y el espacio donde se vende el contenido. Quizás no se pueda cobrar directamente por el servicio, pero estos intangibles aportan valor añadido al libro que se adquiere en una forma que la tienda on-line nunca podrá imitar.

WP_20131003_068Mesa «nuevos editores madrileños» de Liber 2013

4.Relacionado con este último punto: el librero debe hacer un esfuerzo en formación y conocer la vertiente digital del negocio. Considero que es una posibilidad interesante ayudar al lector que lo desee a acercarse al libro electrónico. Es cierto que este es un aspecto polémico y complejo: ¿debe vender la librería independiente e-readers y tratar de ofrecer también de alguna forma la compra de ebooks en el propio local?. No lo tengo claro. Quizás algunos opinen que este no es su negocio y que no deben hacerse esfuerzos inútiles que alejen al profesional de su “core business”, que es la venta de papel. No obstante, en vídeos como este, vemos opciones en los que la experiencia de compra en la librería auna la adquisición de libros en papel y digitales.

5.También enlazando con la idea del punto tercero de acercarse a la oferta de servicios: el librero puede ser mediador asimismo entre el lector y las tecnología de “impresión bajo demanda”. Se podría instalar una máquina en la propia librería donde el cliente pudiera imprimirse en el momento o mientras toma un café el libro deseado. Tampoco conozco mucho este tema y no sé si es factible lo que propongo, pero creo interesante apuntar la posibilidad.

6.Potenciar al máximo la dimensión física de la experiencia de compra. En una charla en la librería LAIE de Pau Claris de Barcelona a la que asistí, el editor de Blackie Books Jan Martín insistía mucho en la necesidad de que el libro-producto refuerce sus cualidades físicas para mantenerse en el mercado: papel de calidad, olor, color, tapas y diseño atractivo, todo juega como nos contaba en otro Post Antonio Ramírez de La Central. La librería debe ser un lugar bonito, muy bien decorado y concebido. Seguramente los espacios que tengan futuro deberán incluir una cafetería o un bar. Esta es la apuesta de la nueva librería abierta precisamente por La Central en el madrileño Callao: tiene el local un cafetería y un bar con ambiente de sótano clandestino, muy acertadamente denominado “el garito”. En este artículo el propio Ramírez explicaba con detalle su visión del futuro de las librerías.

7.Apuesta por comunidades de nicho: en una época donde la oferta y la sobreproducción editorial es tan grande, especializarse es una necesidad. Las tiendas físicas que jugaron a incardinar un gran volumen de títulos están claramente claudicando ante Amazon como ya explicamos en este post. No podemos jugar a construir economías de escala contra estos gigantes del retail on-line. Al contrario, las sinergias con nuestro público, con las comunidades locales, deben ser acompañadas de una mentalidad “long tail”. Se trata de especializarse en temas no “mainstream” para conectar con un público de nicho que, agregado, nos ayude a marcar la diferencia y nos permita llegar a él de forma realmente personal.

8.Todas estas dimensiones anteriores han de ser apoyadas por una política de comunicación próxima, que también debe tener una dimensión en la red. Aunque nuestro principal activo es precisamente la dimensión e interacción física, no debemos despreciar el potencial de las redes sociales, de las bases de datos de clientes, del e-mail márketing,etc. Un buen ejemplo lo tenemos en la librería Artemís de León, cuyo librero David Lera, me comentó que la gente les hacía pedidos y les demandaba recomendaciones vía twitter. El librero de mi pueblo, que se recorre entero en 15 minutos, vive pegado al facebook. Ya nadie pasa a preguntarle si tiene tal o cual título, la demanda viene vía clic.

DSC_0869Librería del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona

La librería, en definitiva, está en el corazón del negocio y de la vivencia de los libros que tenemos todos los lectores. Mi propia experiencia en Barcelona la ha descrito eficazmente Martín Gómez en este post panorámico sobre espacio de libros destacados en la ciudad condal. Necesitamos más formación y, en este sentido, me alegré de que en la propia Barcelona se haya abierto una escuela de libreros. Es importante comprender que toda la cadena de valor del libro actual depende de la supervivencia de las librerías. En una mesa en Liber con editores madrileños, entre los que encontrábamos representantes de Nórdica, Errata Naturae, o el citado Enrique Redel de Impedimenta, pregunté si sus casas de ediciones podrían existir sin las librerías independientes. La respuesta colectiva y radical fue NO.

En otros países, notablemente en Francia, son más conscientes de la necesidad de apostar sin dudas por realizar un esfuerzo social por mantener la librerías. De su futuro depende no sólo una industria editorial cuya reestructuración y reconversión industrial(como reclamaba el ya citado Bernat Ruiz) es necesaria. Realizados los ajustes imprescindibles, la racionalización de la cadena de valor del libro no debe llevarse por delante unas librerías que, siendo negocios, también son fundamentales para mantener la bibliodiversidad y, por lo tanto, una vitalidad y pluralidad cultural de la que nos beneficiamos todos los lectores.

PS: Hoy mismo leo este post de Manuel Gil donde se nos anuncia un iniciativa de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez para apoyar las librerías, mediante la articulación de un grupo de expertos del sector que han puesto sobre la mesa una serie de recursos muy interesantes para pensar y potenciar este eje clave de la cadena de valor del libro de cuyo futuro depende la industria editorial. ¡Recojamos todos el guante, algo se mueve!.

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11 comments

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  3.    Responder

    Por cierto Marlen, ¡anímate y ponte foto, icono o imagen!

  4.    Responder

    Hola Marlén,

    Muchas gracias por comentar. Me ha gustado que señales que tienes con las librerías una relación afectuossa, creo que todos los que leemos compartimos esta sensación. Como comenta el la última línea creo que debemos trabajar para que sigan existiendo, pero como espacio algo distintos donde compartir cultura. Esto es lo que les dará sentido.

    Creo que también señalas cosas importantes al relatar este recorrido vital, tus preferencias, demandas, problemas en torno a tus compras y lecturas. Una de las cosas que se señaló en el congreso de Huesca sobre libro electrónico(es el primero que se celebra en España)es que la falta de oferta es muy perjudicial y lleva a muchos lectores a la piratería o al simple abandono de la lectura. No obstante, y esto también hay que tenerlo en cuenta, el ebook no tiene apenas actualmente rentabilidad por lo que las editoriales no quieren hacer grandes inversiones en este capítulo. Sobre estas cuestiones tengo un post casi listo sobre el citado congreso y haré alguno más.

    Sobre las librerías que señalas de Valencia: Bibliocafé está muy bien y tiene bastantes actividades: http://www.bibliocafe.es/ y en Ruzafa conozco dos espacios que pueden ser los que tienes en mente: http://elclubexpress.com/espacios/libreria-bartleby-valencia/ y http://slaughterhouse.es/ los dos son lugares interesantes en un barrio bastante joven y artístico que se mueve bastante.

    Bueno, en definitiva, como también decías el libro debe avanzar la industria dar a lector lo que desee pero a veces cuesta casar esto con las actuales estructuras y modelos de negocio. En el salto, en la transición, nos jugamos muchos….espero que las industrias culturales puedan encontrar formas de viabilidad y creo que esto pasa, en el terreno libresco, por una red de librerías independientes fuerte. un saludo a todos!

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    Yo creo que la gente que leemos lo hacemos porque en algún momento, ya sea en el cole o en casa, se nos ha contagiado el interés por la lectura. Pienso que si queremos atisbar por dónde van a ir los tiros, tendremos que fijarnos en lo que está pasando con los jóvenes e incluso los más nanos. Lógicamente el mundo en el que ellos viven y van a vivir, es bien diferente del que se ha vivido hasta ahora y creo que van a ser ellos y no solo los mercados los que van a marcar, al menos en algunos casos, las direcciones que seguirá el desarrollo de la industria editorial y el devenir del libro.
    Mi relación con las librerías es de afecto. Son lugares en los que siempre me he sentido muy a gusto: Uno porque allí había montones de libros, otra porque siempre he contado con el consejo y la cordialidad del librero fuera éste propietario o empleado ya que, por lo general, eran éstos tan amantes de los libros como cualquiera de nosotros sus clientes.
    Personalmente, en la actualidad sigo leyendo como siempre es decir, bastante, pero procuro no comprar libros porque ya hace tiempo que no me caben en casa. Voy a presentaciones de amigos y si no han editado también en digital, o no les compro su libro o lo compro y lo regalo. Mis preferencias lectoras hace años que van vía ensayo pero los libros que me interesan, con frecuencia, solo están en papel lo cual me complica bastante el asunto. A veces también quiero repasar algún capítulo de un libro para consulta profesional y como el libro en cuestión pesa kilo y pico pues, ya hace tiempo que los deshice en capítulos para podérmelos llevar detrás y me pregunto porqué no lo inventaron ellos y me facilitaron la tarea. Resumiendo, que hoy en día la tecnología nos facilita las tres pegas que señalo y creo que las editoriales deberían espabilarse más en ese sentido. También me resulta curioso ver a las criaturas cargadas con esas tremendas mochilas cuando ahora eso sería tan fácil de remediar.
    Siguiendo alguno de vuestros comentarios, yo creo que aquí en Valencia Jose, de Biblocafé, lo está haciendo muy bien. Ya lleva algún año y de momento sobrevive. Otra grata experiencia la he vivido en una librería que hay por Ruzafa (cuyo nombre no recuerdo, espero me perdonen), y que fué la de asistir a los comentarios de unos expertos acerca de un escritor ya fallecido que no conocía, y que me resultó muy estimulante.
    Resumiendo: Creo que se impone el libro electrónico por muchas razones y si queréis y quizá incluída la cuestión del precio que, desde mi punto de vista, debe de ser considerablemente bajo, sensiblemente más bajo que el del libro en papel. Estimo que se vendería mucho más. Hay que tener en cuenta que en España soporta una carga del 21% de IVA y a dónde van los impuestos y otras cuestiones si se compra en otras instancias de la red etc. En cuanto al libro en papel, como comentáis, debería poseer el valor añadido de ser especialmente cuidado en todos los sentidos. También me parece interesante que se imponga la impresión bajo demanda y que sean las librerías las que lo gestionen in situ dando quizá lo opción de escoger calidades y, en función de ello, precios.
    Y como ya habréis supuesto, voto por la continuidad de las librerías como los centros de compartir y disfrutar cultura que son.

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    Hola David,

    Me ha gustado mucho tu comentario. Creo que recoge esta mezcla de experiencia vital sobre el terreno y de reflexión que tan oportuna he creído siempre. Además, nos da una perspectiva periférica, que yo también tengo viviendo en Alicante, que nos sirve para ver que ciertas ideas van bien para urbes que congregan grandes público pero no funcionan en otros contectos. Trato, sintéticamente, de añadir algunas ideas a partir de tus reflexiones

    1.Lectura en árbol: yo soy partidario de poner los hiperenlaces, creo que complementan bien un texto pero al mismo tiempo leo el artículo en cuestión fluidamente, sin derivarme. Luego, al terminar, si puede que pinche en algún link. Como ya sabes que Manuel Gil es un crack te recomiendo su último ebook sobre márketing en librería que puedes encontrar aquí: http://antinomiaslibro.wordpress.com/2013/10/14/sobre-el-capital-librero-de-un-pais/#more-2604

    2.Creo que es muy interesante el camino que describes: vuestra experiencia con los más pequeños, los vínculos con los autores, incluidos los autoeditados. Nos habla del día a día real de la librería y concreta las teorizaciones de mi artículo y de muchos otros.

    3.Medios, dinamización cultural: por desgracias los medios atienden demasiado a la novedad. No parece que haya en España suficiente cultura lectora y sentido de la importacia del hecho de leer para que ocupe mucho espacio en televisión, aunque la radio si puede ser una excepción en ocasiones.

    4.Todo el proceso de distribución-implantación-gestión de stock es sangrante y realmente inaceptable en 2013. Herramientas como Globalbook.eu, que te invito a que visites son muy necesarias para traer cierta racionalidad y dejar de mover libros sin ton ni son. Dios sabe cuantas horas de hacer y deshacer cajas tendréis que soportar y que, al final, os impiden usar este tiempo en otras tareas mucho más importantes. Me ha gustado esta idea de la “librería-Almacen” que creo que ciertos editores aún tienen. Tienes razón en que muchas veces la implantación se hace para tener visibilidad. He oído llamar a esto en ocasiones “efecto montón-pila” pero claro es ciertamente un barbaridad…para vender algún libro más inundo la librería con papel que no se venderá y además resto visibilidad a otro títulos, hago al librero trabajar más de “reponedor”.

    Bueno nada más. Agradecerte de nuevo el comentario. Aportaciones como esta son las que dan sentido a la plataforma y, como decía al principio del post, más aún si vienen de libreros, que después de todo es la gente que hace posible con su trabajo que exista este espacio mágico de socialización en la lectura del que sin duda hemos bebido todos los que nos iniciamos en ella. Esperamos también las actividades de Artemis para darles difusión ¡Saludos y nos leemos!

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    Reconozco mi predilección por la lectura en forma de árbol, que un libro (tronco) te lleve a otros (ramas) y que éstos, a su vez, puedan convertirse en el inicio de nuevos ciclos de lecturas. Es un proceso subyugante. A la par, lleva aparejado un cierto componente de frustración por la falta de tiempo ante los infinitos reclamos con los que nos encontramos los lectores compulsivos. Este artículo, con sus derivadas en forma de enlaces, tiene mucho de eso. El post scriptum sobre el blog de Manuel Gil y las recomendaciones que él hace sobre libros específicos son una invitación muy difícil de rechazar. “La librería reencantada” analiza puntos sensibles. Me gustaría comentar -y matizar- alguno de ellos al socaire de mi experiencia.

    Imaginen una ciudad donde las actividades relacionadas con el libro se celebraran en sedes de organismos públicos o privados, tanto da; que quien las organizaba no contaba con las librerías o éstas no las demandaban y vivían de espaldas (no se trata de cargar las tintas hacia un extremo u otro, sino de describir una realidad). Así era León hasta hace no mucho tiempo. Mis jefes, baqueteados como trabajadores en una de esas librerías, cuando las circunstancias y su decisión les llevaron a embarcarse en un proyecto con ellos al frente, siempre tuvieron claro la anomalía de la situación. Su librería debería ser un punto de encuentro entre lectores y escritores, y fomentar la lectura entre los más pequeños. Desde la inauguración oficial de Artemis en junio de 2003, con Ángeles Caso como madrina, no hemos cejado en el empeño. La consecuencia general más evidente es que otros colegas, incluso alguno muy renuente, se han sumado. ¿Fuimos una espoleta? Lo cierto es que los lugares se han multiplicado y eso ha enriquecido la vida cultural de la ciudad.

    Particularmente, el recuento de estos diez años nos depara satisfacciones indudables. La celebración periódica de cuentacuentos ha procurado a los niños un primer contacto con la lectura. La narrativa oral, con su magia de palabras y gestos, les encandila. Ver sus caras de asombro o emoción, oír sus ocurrencias o risas no tiene precio. Si nosotros los adultos caemos rendidos, piensen el efecto que causa en alguien abierto sin cortapisas a la imaginación. De ahí surgen unos lazos perennes con los libros. Quizás comienzan con “El zoo de las letras”, velan sus primeras armas como lectores autónomos con “Los cuentos de la Media Lunita” de Antonio Almodóvar o las historias de Pupi, prosiguen con las aventuras de Geronimo Stilton o los maravillosos personajes de David Fernández Sifres, frisan la adolescencia enganchados a la Grecia Antigua y el Egipto de los faraones con los libros de Rick Riordan, se enamoran y padecen con los protagonistas de “Los juegos del hambre” o las novelas de Blue Jeans, hasta que desembocan en el vasto mar de la literatura para adultos. Es un itinerario posible, sí.

    Las presentaciones de libros han acercado a los autores. A veces el lector acude con el propósito meridiano de conocer a su escritor favorito, pero en ocasiones, como si de una cita a ciegas se tratara, descubre a alguien desconocido que con la fuerza seductora de su palabra le incita a leer su obra. Nunca hemos cobrado por ofrecer el espacio de nuestra librería para esta actividad. Este contacto nos parece un eje fundamental. Presentaciones hemos tenido muchas, todas nos han enseñado algo. Alguna, como la de Laura Gallego, el fenómeno de masas que arrastra cierta literatura juvenil; la firma de libros de Julio Llamazares, una charla maravillosa entre él y el inolvidable Antonio Pereira, un asiduo de Artemis durante los meses del año que pasaba en León; “La tumba perdida”, un coloquio posterior en el que Nacho Ares nos contaba claves del Egipto inmerso en la primavera árabe (él tiene una casa en El Cairo y vive allí parte del año); los dos libros que hemos presentado de la escritora Socorro Ramos, el éxito que se puede conseguir a través de la autoedición; y dejo para el final de esta enumeración significativa la presentación más insólita: el Premio Gran Angular “Noche de alacranes” en un pub del Barrio Húmedo.

    En esta senda que continúa hay muchos clientes -amigos- que nos acompañan de un modo similar a la experiencia que refiere Juanrio. Sí creo que hemos establecido un vínculo fuerte con una parte de nuestra clientela. Sin embargo, el entusiasmo y la complicidad que despertamos en los medios de comunicación -un periódico nos llamaba, de forma hiperbólica, la macrolibrería Artemis- se han ido diluyendo. Se llegó a un punto en el cual, para que aparecieran noticias sobre las actividades, debían ser el escritor o la editorial quienes les informaran porque hacían caso omiso a nuestras comunicaciones. Esto ha cambiado con la irrupción de portales y periódicos digitales, más receptivos. Por nuestra parte, siempre hemos colaborado cuando nos lo han pedido. Tuvimos una sección de recomendaciones literarias en el magazine local de la Cadena Ser y, en la actualidad, de vez en cuando nos llaman para hablar de libros en el programa “León es así” de La 8 de Castilla y León Televisión.

    La crisis que padecemos ha provocado una gran contracción en el sector editorial. Aun así, persiste la publicación desmesurada de novedades. Se busca el bálsamo de fierabrás y se acaba encontrando un nuevo best seller fallido. Lo ha explicado muy bien el editor de cristal Gregori Dolz en un valiente artículo hace unos días (http://bit.ly/19oWOkx). Con una industria sabedora de su ineficacia, pero en perpetua huida hacia adelante, resulta casi una quimera la mentalidad “long tail”. ¡Hasta los títulos más afines a esta categoría tienen una implantación disparatada! La colocación casi completa de la edición en librerías, contra lo que pueda pensarse, es perjudicial. ¿Aseguran visibilidad? Quizás, pero inmovilizan un porcentaje altísimo de ejemplares durante semanas o meses sin la seguridad de que se venda. Desasisten los puntos donde un libro concreto puede funcionar -el librero solicita y la editorial o distribuidora no le sirve por falta de existencias. En plena era internet, el correo electrónico, sinli, las agencias de transporte con servicio de entrega 24 h. deberían de desterrar el concepto de librería-almacén. Ese pide por si, entre visita y visita del comercial, te quedas sin stock es antediluviano y penaliza a los que hacemos revisión de ventas y pedidos a diario. Un buena gestión y el uso de la logística actual optimiza los libros vendidos y reduce las devoluciones. ¿Cuesta tanto entenderlo?

    No sé si la instalación de máquinas para la impresión bajo demanda se ha barajado como una opción viable por parte de las editoriales. Nadie se ha dirigido a nosotros. Tampoco conozco a ningún colega que haya recibido tal propuesta. Las ventajas de este sistema saltan a la vista: mantenimiento íntegro de catálogos, ausencia de devoluciones y ahorro total de los costes de almacenamiento y envío. Alumbraría un mercado editorial orientado a la demanda.

    La especialización puede ser una necesidad, pero el contexto pesa lo suyo a la hora de decantarse. En una ciudad mediana-pequeña como León el intento no ha fructificado. Existió una librería que buscó deliberadamente dotarse de un fondo formado por libros muy minoritarios. Sólo le interesaban títulos de la colección de poesía de la extinta editorial DVD y exquisiteces de ese tipo. No duró. Tenemos en la ciudad una librería religiosa, que pone el énfasis en esa faceta y así es reconocida, pero también vende literatura y ensayo de carácter general.

    Tampoco el binomio libros-café ha cuajado. Una cadena de librerías desembarcó con un local de esas características. La franquicia acabó cerrando. Curiosamente, la cafetería sí cumplía las expectativas. Nosotros mismos, al principio de nuestra andadura, dedicamos un pequeño espacio del local a algo similar. Colocamos unas sillas y mesitas, unos cuadros de exposición y una máquina de café. La idea era que la gente se sentase a hojear libros o leer el periódico mientras se tomaba su consumición. Los libros y las estanterías lo invadieron sin mucha resistencia. Antonio Ramírez o la gente de Tipos Infames habrán calibrado bien su apuesta y la juzgan viable. Las grandes urbes como Madrid conceden un margen -un público potencialmente mayor y más diverso- del que carece León.

    Por último, leo en una de tus contestaciones que te encantaría incluir en el calendario de eventos las actividades que pudiéramos realizar las librerías. Cuenta, desde ahora mismo, con información sobre las nuestras.

    Mil gracias por citar en el artículo la librería donde trabajo.

  8.    Responder

    «Y sin embargo, leemos». ¡Qué frase más sugerente Juan!. «Eppur si muove» jjjee….te agradezco el comentario. Estas reflexiones teóricas que yo hago a partir del lecturas deben servir de complemento para repensar la librería real. No te pierdas(¡qué no se pierda nadie!) este documento y el vídeo que lo acompaña de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez que ha lanzado un estudio para apoyar la supervivencia de las librerías: http://www.fundaciongsr.com/683/Grupo-de-expertos-analiza-el-futuro-de-las-librerias-en-Casa-del-Lector

    Muy interesante también lo que me comentas de Jarcha. Precisamente lo que se pretende es hacerse eco y agregar todas estas experiencias. Por ejemplo, nos encantaría tener los eventos de Jarcha en nuestro calendario: http://librosensayo.com/add-evento/ además Madrid es la ciudad de donde más visitas tenemos. Lo idea sería que gente como tú, que está presente tanto en experiencias off-line como on-line nos sirviera de puenta y pudiéramos retroalimentarnos todos.

    Por ejemplo, @jose-ignacio me ha sugerido una colaboración similar con clubs de lectores de Valencia que se reúnen en http://www.bibliocafe.es/ Sí pudiéramos articular todo esto mínimamente sería magnífico y potenciaríamos todas estas redes ya existentes. ¿Jarcha tiene un newsletter?, ¿Cómo nos podemos enterar de estas tertulias y poner en nuestra web?. Curioso que precisamente Impedimenta y Errata sean la casas que va a acudir, acabo de verlo en Liber como he dicho en el artículo explicando precisamente este trabajo de sinergias librería independiente+editorial independiente!.

    Para terminar, como decís @apaa desde dos puntos de vista distintos la lectura compite hoy con muchas opciones de ocio más superficiales pero a pesar de todo se lee y se leerá. Será diferente en muchos casos pero yo considero que la lectura y el libro tiene un futuro si sabemos constuir redes y lo buscamos. Saludos a todos! 🙂

  9.    ResponderReport user

    Mas bien pensemos que leer exige un esfuerzo, mayor o menor según lo que leas, que no exigen otras cosas que además están al alcance de casi todo el mundo vía móviles smart, tabletas, consolas, ordenadores o TV…la competencia que tiene el libro en comparación con esos medios, es tremenda, el tiempo que conlleva leer es mucho en comparación con el placer inmediato que genera lo demás, y sin embargo leemos. Niños que han nacido y crecido en el paradgima digital quieren escuchar y leer historias y eso debe tener alguna causa que se nos está escapando.

  10.    Responder

    Comentario del usuario @apaa que os corto/pego al habérmelo mandado por mail:

    Dejo esto aquí porque no veo la manera de dejarlo en el comentario al blog. Va mi comentario: El análisis digresivo respecto a la librería es difícil de comentar. ¿Quién sabe lo que pasará con lo que está viniendo? Es lo viejo de \»we can only guess\» : Pero de todos modos, hemos de vivir intentando adelantarnos y adivinar el futuro, tanto para vivir en sentido general como para analizar cualquier tipo de item, sea esta vez la librería. Hay un hecho: la gente no lee porque leer se le hace molesto. Tanto da e-book como paper-book. Si esto es verdad, que lo es, quizá debamos pensar en que el hashtag \»libro\» quizá vaya a cambiar de modo de ser y existir. ¿Llamaremos libro a la atención en un i-phone durante 10 minutos (mientras se wasapea)? Porque eso es lo que vamos a tener: el lector va a ser lector de teléfono mirando la tele, wasapeando, etc. Dan ganas de concluir que le libro como lo conocemos está (ya) muerto, pero, lo dicho, we can only gess (Popper).

  11.    Responder

    Coincidimos casi punto por punto en lo que dices Antonio. Aunque no soy librero, me siento en la librería de mi barrio como en mi casa. Se trata de Jarcha, la única librería que hay en Vicálvaro y en la que se realizan, o realizamos, muchas de las cosas que sugieres. Mantenemos una tertulia desde hace 10 años en la que participamos casi 40 personas y en la que hemos superado el centenar de lecturas. En la próxima, que será el día 18, contaremos con la presencia de los editores de Impedimenta y Errata Naturae. Jarcha pertenece al club Kirico, literatura infantil y juvenil, que realiza actividades mensuales un sábado por la mañana al mes. Se presentan libros, se mantienen charlas sobre cualquier tema de actualidad (ej. la educación, la muerte digna)…en fin, que se intenta estar generando actividad para atraer al público y potenciar las actividades culturales que son casi nulas en el barrio.

    A pesar de ser una librería generalista, hay dos claras especialidades, infantil y juvenil por un lado y las editoriales independientes, con presencia importante de casi todas ellas.
    Ya están en facebook y próximamente se presentará su página web, además de pertenecer a colectivos diversos, como Librerías L y otros. Como puedes ver, buscando la supervivencia y seguir trasladando desde sus estanterías la cultura a pie de calle.