Respuestas de foro creadas

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  • #14631
    Armando
    Participante

    Tenemos los llamados «wearables», dispositivos insertados en un reloj o en la ropa que, conectados a un teléfono móvil, al salir a correr, registran todo tipo de información, desde recorridos y distancias, a la frecuencia cardíaca en cada momento. Toda esta información acaba en la nube, donde podemos consultarla, compararla con otra anterior nuestra o con la de nuestros amigos, reflejar el resultado de nuestro esfuerzo en multitud de redes sociales, y unas cuantas cosas más.

    Es un ejemplo de que ya hoy en día existen humanos hiperconectados. Es verdad que los dispositivos aún no están bajo la piel, pero, ¿cuánto falta para que esto ocurra?¿Es posible que sea el siguiente paso?

    #14591
    Armando
    Participante

    Todo lo que el hombre desea es «ser creador» al más puro estilo «Dios». Por ello esa búsqueda de la máquina perfecta, que sea autónoma, que desarrolle afectos y sentimientos, y que sea sensible a lo que le rodea. Una máquina que sea no igual al hombre, mejor todavía, sin sus defectos. Algo que personalmente veo lejos, ya que toda máquina que el hombre crea está programada por él, y por ello, no irá más allá de lo que se le ha programado, por lo cual puede que iguale al hombre, pero nunca que lo supere.

    Como bien se ha dicho, todo es fruto de las propias frustraciones del hombre, de no ser algo perfecto, de intentar mejorarlo. Como si la siguiente etapa de la evolución tuvieran que desarrollarla los humanoides. Lo mismo pasa con la RV. La búsqueda de experiencias nuevas e impactantes que involucren a todos nuestros sentidos, más allá del mundo real, un mundo paralelo. El hombre está aburrido de la propia vida y quiere ir más allá.

    #14376
    Armando
    Participante

    En efecto, mentirosos hay en todos lados, y la mentira tiene las patas muy cortas. Pero, aunque yo me refería anteriormente más bien a un maquillaje de la realidad que a una mentira, esa transición online-offline es el punto básico en esta sociabilización de la que estamos hablando. Por ejemplo, si una persona únicamente se mueve en el terreno online, o si se decide salir de este terreno y al entrar en el mundo real no se obtienen los resultados esperados, ¿sirve en realidad estos medios digitales para realmente socializar?¿Es socializar estar en contacto con una persona varios años sin ni siquiera conocerla en persona?¿Cuántas personas hacen amigos «reales» por estos medios?

    Al final de todo, si analizamos bien nuestros comportamientos en la red, nos ponemos en contacto la gran mayoría de las veces con personas con las que tenemos relación en la vida real, por lo cual es como una prolongación de ella. Pocas veces se crean nuevos vínculos sociales a través de las redes. Eso sí, los que tenemos en la actualidad sí que se ven reforzados, a veces incluso en horario 24/7.

     

    #14348
    Armando
    Participante

    Creo desde siempre que el mundo de las redes sociales es un mundo irreal. No digo que sea una mentira total, pero sí una realidad parcial, siempre tendente a lo positivo. Unas vidas maravillosas, divertidas, totalmente faltas de autenticidad. Se proyecta el cómo quiero que me vean los demás, especialmente la gente más joven. Las fotos de la última fiesta, el viaje a la playa, un sábado noche en el local de moda de la ciudad. Pero nada que nos haga salir de esa imagen de triunfo.

    Cuidado con esto. Hace no mucho tiempo leí un artículo en el que el uso excesivo de las redes sociales estaban fomentando los casos de estados depresivos, al hacer la comparativa de la vida propia con las (irreales) vidas de los demás reflejadas en estas. Las redes sociales deben de ser un complemento más, un divertimento, no algo que llegue a ser parte misma de la vida. Hay que saber sacarles provecho, por ejemplo, en nuestras aficiones, nuestros gustos (literarios, musicales, cinéfilos), para estar informados, para aprender, y no ser un simple escaparate al mundo donde mostrarnos de una manera ficticia, parcial. Al menos es como yo concibo las redes sociales, aunque la realidad es que llegaron a mí cerca de los 30, con lo cual puedo tener un concepto diferente de ellas de lo que tienen personas de otras edades, sobre todo más jóvenes.

    Por otra parte, algo que caracteriza a Internet es la rapidez, la volatilidad, lo que hoy es tendencia mañana no lo es, lo actual mañana es anticuado, por lo cual veo algo difícil que el concepto low pueda aplicarse a la red. Realmente, cada persona le puede dar un uso diferente, y alguien puede optar por ello, pero eso sí, irremediablemente va a quedar descolgado del «mundo loco» que es Internet.

    ¡Saludos!

    #14186
    Armando
    Participante

    Que los centros de las ciudades se estén convirtiendo en ciudades-comercio es un hecho palpable desde hace ya mucho tiempo. Es más, diría yo que se ha convertido en un espacio de comercio masivo dominado por las grandes enseñas de moda, calzado y accesorias, en detrimento de otros tipos de comercio, incluido el pequeño comercio tradicional. Todo esto unido a la falta de moradores que hay, convirtiéndose en oficinas y espacios de trabajo los lugares antes habitados por vecinos, por lo que, como se viene ya diciendo, se produce una deshumanización de los centros históricos, convertidos únicamente es espacios para ocio y negocio.

    Realmente pienso que es una pena que todo esto ocurra. Pero no olvido la razón: vivir en el centro tiene un precio. Y bastante alto. No todo el mundo puede, o quiere, pagar ese precio. Lo que se está produciendo es un desplazamiento de la vida que existía en estos barrios hacia zonas de la periferia, con viviendas más asequibles, comercio de proximidad, servicios varios (colegios, centros de salud), donde de nuevo emergen todos esos lazos sociales perdidos en los barrios del centro.

    Por ello creo que no todo está perdido. Aunque se pierda la vertiente social de barrio en los centros urbanos (y repito que me parece una pena, pero que tiene difícil reversión), surgen otro nuevos núcleos dentro de la ciudad misma, donde los vecinos interactúan, los niños juegan en los parques y, en definitiva, existe vida.

    Por otro lado, no quería terminar sin comentar otro tipo de despoblamiento de un barrio. Mi ciudad es Granada, y como muchos sabrán, frente a la Alhambra se encuentra el barrio del Albaicín, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pues bien, se está convirtiendo en parque temático para turistas y visitantes por excelencia. Los vecinos están desapareciendo, ya que las viviendas se están reconvirtiendo en alojamientos enfocados al turista. La convivencia y los lazos sociales desaparecen en favor de entretener al visitante.

    Y con esto termino mi recorrido por los barrios impersonales. ¡Saludos!

    #14101
    Armando
    Participante

    Volviendo a este foro tras todo el ajetreo navideño, y leyendo con el detenimiento necesario las respuestas, no puedo estar más de acuerdo. Como ya dije, confío plenamente en el proceso editorial como garantía de calidad en los textos. Por eso quería compartir mi experiencia en algo que he observado durante un tiempo.

    Y es la proliferación de seguidores en Twitter con la única finalidad de promoción de su libro, ese libro que ellos mismos han escrito, ellos mismos venden y ellos mismos promocionan. Cada vez que me ocurre esto me pregunto ¿Por qué tengo que leer este libro? Un libro que no ha seguido un proceso editorial, que no se ha revisado, corregido, aconsejado cambios, o directamente rechazado, por parte de profesionales del mundo de la edición y del que no tengo garantías de calidad.

    Hoy en día existen los medios para prescindir de todo ello y hacerse un «Juan Palomo». Existe un bombardeo continuo de «autopublicados» en las redes. Evidentemente, por ahorro económico, o por evitar el rechazo de alguna editorial (si no han sido ya rechazados previamente). Con lo cual, tenemos un «coladero» considerable de textos erróneos, inexactos, mal redactados, o directamente, voy a decirlo, inútiles.

    Como podréis observar, mi confianza en la autopublicación es escasa (por no decir nula). Tengo cierta negación en ocupar tiempo en algo que cuando lo finalice me de una sensación de haber perdido el tiempo, por aburrimiento, por no tener constancia de que lo que se dice es verdad, o por otras muchas causas. Aunque también me queda la sensación de que entre toda la maraña pueda perderme algo que valga la pena de verdad.

    Por otra parte, como bien apunta Conchi, no es oro todo lo que reluce. Cuidado con aquellos «editores» (y lo pongo entre comillas) que publiquen lo que sea para vender, que los hay. He seguido una tendencia últimamente, y es la de confiar y apostar por editoriales pequeñas, sobre los grandes grupos plagados de inversores buscando el máximo beneficio económico. Y tengo que decirlo, no me han defraudado.

    ¡Feliz año a todos!

    #14001
    Armando
    Participante

    Hola, en el tema de este mes no estoy muy puesto, no pertenezco al mundo de la edición y tengo poco conocimiento de él. Pero como «consumidor» de este mercado, visto desde fuera, creo que los editores deberían aprovechar las tecnologías más de lo que se aprovechan ahora para acercarse a sus lectores. Fomentar un acercamiento a sus obras a través de mini sites, mucha proyección en las redes sociales, blogs y foros en los que interactuar con lectores, etc.

    Por otro lado, tengo que decir que defiendo todo el proceso editorial, es absolutamente necesario en un punto donde está ganando mucho terreno la autopublicación. Creo que le otorga una calidad imprescindible en un tiempo donde cualquiera puede subir a la red textos, muchos de los cuales no tienen unos mínimos en corrección, estilo, veracidad, etc. Es el filtro que nos hace llegar obras adecuadas, interesantes, y que evitan que perdamos tiempo leyendo textos inútiles o poco correctos. ¿Que la edición debe adaptarse a los tiempos, los nuevos formatos, las nuevas formas de lectura? Por supuesto. Pero sin perder la función de ofrecernos lo mejor para nuestro gozo lector. ¿Curación o muerte? Adaptación diría yo.

    Realmente no se si lo que acabo de decir está dentro del tema del mes, pero dicho queda, jejeje

    Saludos

    #13877
    Armando
    Participante

    Bueno, por un lado, creo que cuantas más fuentes de información tenga uno, mayor capacidad de contraste tendrá y será menos vulnerable a una posible manipulación. Pero, por otro lado, existe el riesgo que ante un gran número de fuentes de información, podamos vernos «desbordados» con un exceso de ésta, con lo cual corremos el peligro de perder buenas fuentes entre toda la «maraña» de medios informativos, aparte de dar lugar a posibles inexactitudes que hacen que pierda veracidad.

    Me ha gustado mucho lo de consumidor inteligente. Hoy en día, con las nuevas tecnologías, hay una gran posibilidad de convertirse en uno de ellos. Con un buen criterio, podemos encontrarnos una información fiel, veraz y concreta. Los medios que la suministren, serán los elegidos.

    #13868
    Armando
    Participante

    Tengo el pensamiento de que la cultura del todo gratis acabará estallando en cualquier momento. En efecto, puede haber una remuneración a base de vender espacios publicitarios en tu medio. Y además, los medios digitales tienen la capacidad de «investigar» a sus lectores para especializar esta publicidad. Pero debemos recordar, como bien dice Antonio en la reseña, que la expansión digital ha tenido un efecto de fragmentación de los lectores, ya que para poner en marcha un medio digital hoy en día no es necesaria la infraestructura y, sobre todo, los medios económicos que hacían falta para poner en marcha un medio tradicional, lo que conduce a un aumento importante del número de éstos.

    La publicidad busca una difusión masiva de su producto en la búsqueda de clientes. A cuantas más personas llegue, mejor. Pero claro, con este aumento de los medios, el lector tiene más capacidad de elección, lo que nos lleva a que se disperse entre estos. Y a más dispersión, menos lectores por cada medio. Evidentemente, la marca pagará al medio en relación al número de impactos en su publicidad, sea por número de lectores, sea por número de clicks en su imagen, etc.

    Me pregunto, ¿este «reparto» hará viable el mantenimiento de todos ellos? Creo que, salvo alguna excepción, no. Por lo cual, creo que es más viable un sistema de suscripción con el que se obtengan ingresos directamente del lector interesado en sus contenidos, y no depender, al menos completamente, de la financiación de terceros.

    Y salta la pregunta, ¿habrá lectores dispuestos a pagar, si en la red hay gran número de medios gratis? Si utilizas los datos de los que hemos hablado antes para volcarte en tus lectores y ofrecerles un producto de calidad y acorde a lo que ellos quieren, incluso personalizado, en vez de centrarte en venderlos a terceros, se podrá crear una fidelidad de dicho lector para que continúe confiando en tu medio.

    Aparte de todo, tengo el convencimiento de que, de manera general, los datos cada vez tendrán menor valor económico en la red.

    ¡Un saludo!

    #10867
    Armando
    Participante

    Saludos, y ¡gracias por los recibimientos!.

    Creo que en este debate, como Lanier, estamos de acuerdo en recompensar a los que aporten contenidos. Otra cosa es valorar la calidad y la recompensa a cada aportación. ¿La hace la persona que los aporta? ¿La que los consume? ¿Mediante una subasta? ¿Creamos organismos que realicen dicha labor? Habría que empezar a crear unos estándares para ello. O lo que es lo mismo, poner de acuerdo a todos los que componen la red (muchos). Comparto con Lanier su idea, pero también me pregunto si puede ser puesta en marcha. Legislación diferente en cada país, demasiados intereses de por medio (económicos, políticos, etc.). Me planteo si es realizable o una utopía, como anteriormente se preguntaba Juan Pablo.

    En cuanto a la calidad, lo que apuntaba Eugenio  acerca de que «se ofrece lo que el público pide», y que es una realidad hoy en día, puede llevar al mismo camino la idea que apuntaba en el párrafo anterior, si el productor busca el lado lucrativo de todo esto por encima de calidad, originalidad, etc. Totalmente de acuerdo de la pregunta que se hace Antonio: <span style=»color: #4d4d4d;»>¿Es lo más leído o demandado lo mejor?</span>

    Y que conste que las ideas de Lanier me parecen estupendas, pero me cuesta un poco ver cómo ponerlas en marcha. A lo mejor el tiempo me demuestra lo contrario…

     

    #10835
    Armando
    Participante

    Saludos a todos.

     

    Quiero comenzar haciendo una confesión: no he tenido oportunidad de leer el libro. Aunque, eso sí, sigo con interés los artículos de Lanier que voy encontrando. Sin ir más lejos, hoy se ha publicado un reportaje en la revista XLSemanal llamado «Contra la tiranía del algoritmo», incluyendo entrevistas a Margrethe Vestager, Jaron Lanier y Dave Eggers. Un artículo totalmente relacionado con el debate que nos ocupa, tratando el tema del poder y de la posición dominante de los gigantes de Internet, el tratamiento de los datos supuestamente privados, el precio de dicha información, y las posibles acciones para parar todo esto antes de que sea demasiado tarde.

     

    He leído las aportaciones anteriores a este debate, y me surge una primera duda. Por un lado, se critica un modelo que da lugar a la pérdida de millones de empleos y la posible desaparición de la clase media. Por otro lado, se apunta como positivo la posibilidad de contacto directo con creadores y la posibilidad de valorar directamente su aportación, eliminando, por lo tanto, intermediarios, con lo cual, se eliminarían empleos. Quizá no lo haya entendido bien, pero si es así, ¿cuál puede ser la solución? Como anteriormente se ha dicho, la red da la posibilidad de aportar directamente tu «producto» sin necesidad de tener una infraestructura, directamente de creador a consumidor. ¿Qué hacemos con los intermediarios que se queden desempleados? ¿Habrá espacio para que todo el mundo sea creador?

     

    Por otro lado, he de decir, para mi opinión, que cualquiera que aporte algún «producto» merece en efecto algún tipo de remuneración. Pero claro, ¿cuál? ¿Deberíamos dejarlo en manos de los consumidores? ¿Serán estos consumidores honestos y justos o se aprovecharán de esta «falta de precio»? Y si hay creadores que deciden difundir su «producto» de manera altruista y gratuita y sin nada a cambio (y en su derecho están) ¿no «romperán la baraja»?

     

    Como acabo de decir, habrá algunas personas, corporaciones, que querrán «difundir su obra» de manera altruista. Pero claro, podemos confundirlo con la cultura del todo gratis que explica Lanier, que de gratis nada. Quizás no nos pidan dinero, pero ¿a quién no le han pedido los datos para recibir algún regalo promocional? Como poco te pedirán la dirección de correo, que ellos difundirán (a un módico precio, está claro) y te lo llenarán de Spam (y luego tu dirás, ¿de dónde habrán sacado estas marcas mi correo?). El propio Lanier, entre otros, se preocupa por la facilidad con la que damos nuestros datos a las grandes corporaciones a cambio de nada o casi nada, y que se nos volverá en nuestra contra en un futuro no tan lejano. Pero claro, ¿y qué pasa con la información que se registra al, simplemente, navegar por Internet? ¿Cómo hacer que esa información que se registra de manera involuntaria, y que no se puede evitar que esto ocurra (a menos que prescindas de la red en tu vida), vuelva a nuestro control? Parece imposible.

     

    Finalmente, para acabar y no alargarme mucho más, es bastante preocupante la situación a la que está llegando la red con respecto a las grandes corporaciones. Una situación de poder concentrado en muy pocos (demasiado pocos), que crea conflictos de posición dominante (como el caso Google) que evita que otros más pequeños puedan ejercer libremente el uso de la red dado que, realmente, son estas corporaciones las que la manejan y hacen y deshacen a su antojo (o mejor dicho, para su beneficio). Los mismos que manejan nuestros datos, y, quizás, también nuestras vidas…

     

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